No es la primera vez que un economista asume la Presidencia de Bolivia, según lo dicho por el historiador y amigo, Jorge Cuba Akiyama, quien recuerda que el ex Presidente José Gutiérrez Guerra -que gobernó de 1917 a 1920- se formó como economista en Inglaterra. En todo caso…¡tamaño desafío para el actual Primer Mandatario y economista, Luis Arce Catacora, de reivindicar la profesión haciendo que Bolivia supere la crisis que la agobia!
En momentos que los recursos del Estado no solo son escasos, sino que hay un fuerte endeudamiento, ésta es la oportunidad de demostrar que los economistas servimos para algo más que para explicar mañana por qué no ocurrió lo que dijimos que iba a pasar ayer…
Éste es el tiempo de los economistas -así lo debemos entender- de trabajar para beneficio de todos los bolivianos, principalmente para que los pobres dejen de serlo, dándoles las herramientas para ello, pero también, para que los pudientes sigan invirtiendo, produciendo y generando empleo; lo deberíamos hacer, además, para beneficio de la propia reputación de los economistas como verdaderos agentes de cambio.
Menuda tarea la del colega economista, hoy Presidente, a quien deberíamos estar dispuestos a colaborar, porque si al gobierno le va mal, le irá mal también al país entero.
Para entender lo que sostengo, supongamos que no hablo de un economista sino de un doctor, en tiempos del COVID-19: ¿Estaríamos dispuestos, siendo médicos, a no socorrer al Presidente -por un desafecto ideológico o personal- cuando precisa ayuda y dejar que la gente se enferme? O, por una cuestión de conciencia ¿ponernos manos a la obra para que mejore la salud y la calidad de vida de todos? De no hacerlo, seríamos perversos y hasta nosotros nos enfermaríamos.
Pero si ayudamos a salvar vidas y a prevenir contagios, habremos cumplido nuestra misión, con responsabilidad, porque: Si a un médico se lo enjuicia por negligencia, y hasta podría ir a la cárcel por haber provocado una muerte…¿qué del economista que por sus deficientes políticas o por cuestiones ideológicas, sume en la pobreza a la gente y hasta provoca muertes por sus decisiones equivocadas?
¡Gran momento para los economistas bolivianos, ojalá recordemos para qué estudiamos! No para ser mercenarios del conocimiento, como nos advirtiera un excelente catedrático, Miguel Rojas Velasco, sino, para poner nuestro saber al servicio de la gente, siendo que un día rendiremos cuenta a Dios de todo lo hecho y no hecho, tanto de lo bueno como de lo malo…
Gary Antonio Rodríguez Álvarez es Economista y Pastor