Ferran Brunet i Cid
En la configuración del poder estatal influyen hoy tres aspectos clave: la posverdad, el populismo y la polarización1. En las sociedades contemporáneas, las masas alfabetizadas reciben información y entretenimiento por prensa, radio y televisión así como por las redes sociales; y, además, son votantes potenciales en las elecciones legislativas a los cargos de presidente del Estado y de otros niveles de administración. De ahí que la orientación político-ideológica de los medios de comunicación y las redes sea decisiva, que el relato y la posverdad sean una industria floreciente, y que la manipulación de la opinión pública en el corto y el largo plazo sea amplia2.
El populismo posee una retórica antisistema, antinmigración y antiglobalización. Es proteccionista e industrialista, y opuesto a los controles y contrapesos de la democracia. La resistencia que emerge en sociedades democráticas capitalistas desarrolladas parece un descontento o malestar en relación a la política, los partidos y la democracia misma. Dícese que son síntomas de cansancio de las sociedades avanzadas. Pero a menudo la polarización política y social es genérica e inconcreta en sus expresiones. En este contexto, la polarización puede manipularse para alcanzar mayorías electorales y convertir al adversario político en enemigo, deslegitimado para alternarse en el poder3.
La tríada posverdad, populismo y polarización es un fenómeno glocal: global y local. El avance de la conjunción entre populismo-nacionalismo, posverdad-desinformación-relativismo-wokismo y polarización-identitarismo-radicalismo se da tanto en las democracias consolidadas de Europa y de Estados Unidos, con economías sociales de mercado altamente productivas y con un avanzado Estado del bienestar, como en otros regímenes y lugares.
Desde aquel momento que se creyó que era el «fin de la historia», esto es desde 1989-1991 y el hundimiento del socialismo real, y tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, un número creciente de países se ha teñido gradualmente de populismo.
En las dictaduras y autocracias de China y Rusia, y en las de Turquía, Irán y la India, en países islamistas y yihadistas, así cómo en lugares variopintos como Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Nigeria o Egipto, el sueño democrático se ha sustituido por el efectivo fantasma del populismo, el control y la manipulación de las masas, e incluso la violencia política y las guerras civiles y con los países vecinos.
Como es natural, lo más sorprendente ha sido el avance del populismo y la polarización en varias democracias occidentales muy sólidas. Consecuencias de la imbricación entre populismo, posverdad y polarización son el auge de los partidos políticos extremos, el deterioro de la convivencia, la desafección política, una mayor inestabilidad gubernamental y la parálisis institucional. Hay sitios dónde triunfó completamente la síntesis entre el populismo-nacionalismo, la polarización-radicalización político-social y la posverdad-relato: es el caso del Brexit, de las presidencias de Trump… y ¡del procés de los separatistas catalanes! Efectivamente, en Cataluña la síntesis entre nacionalismo, adoctrinamiento y descomposición social ha alcanzado el nivel más alto, hasta dar lugar a un golpe de Estado para independizar a esta región del resto de España.

Analizaremos la especificidad del procés independentista catalán y de su influencia en la polarización sociopolítica de Cataluña respondiendo, a las siete preguntas clásicas y canómicas:
¿Qué? Entendemos por procés el desafío sostenido a la democracia y al Estado democrático y social de derecho de España. El procés ha tratado de socavar el orden jurídico «español», las leyes de la propia de la Comunidad Autónoma de Cataluña, y a menudo el derecho de la Unión Europea. El procés persigue la independencia de Cataluña y azuzar la legalidad española, contrariando el Estado de derecho. El procés consiste en una guerra de guerrillas contra la legalidad y los derechos de los catalanes y en desafiar la democracia de España.
¿Quién? El procés lo ha efectuado una administración regional, la Generalitat de Catalunya. Los partidos políticos que promovieron el procés fueron CiU, que gradualmente llegó a ser separatista, y ERC, que emergió de sus cenizas gracias al auge del independentismo. Los partidos de izquierda, el socialista PSC-PSOE y el comunista PSUC —renombrado varias veces y ahora conocido como Comuns— se tornasolaron hacia el nacionalismo, y en muchos momentos fueron decisivos en el impulso al procés. Un partido de extrema izquierda y de nueva creación como CUP, considerado antisistema, fue siempre separatista..
Los partidos de centro y de derecha, como PP, Ciutadans desde 2005 y Vox desde 2013, hicieron oposición a la polarización, al nacionalismo, al separatismo y al procés, y obtuvieron el mejor resultado en votos y escaños en la elección autonómica catalana del 21 de diciembre de 2017, tras el golpe de Estado de aquel otoño, que propició la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
¿Cuándo? El procés separatista se convirtió en tal gradualmente, a partir de la elección en 1980 de Jordi Pujol como presidente de la Generalitat. Desde entonces pueden distinguirse varias etapas: 1980-2003: pujolismo, desarrollo de una administración propia; 2003-2010: tripartito social-comunista, más nacionalista que la etapa anterior; 2010-2017: independentista, desde la manifestación contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la reforma del Estatuto de Cataluña hasta el golpe de Estado del 6-7 de septiembre de 2017 (leyes de desconexión); el pseudo-referéndum de autodeterminación del 1 de octubre de 2017; la ilegal declaración de independencia de Cataluña en forma de República y la aplicación por el gobierno de España del artículo 155 de la Constitución española el 27 de octubre de 2017; la administración de la Generalitat por el gobierno de España se mantuvo hasta el 2 de junio de 2018 (tras la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Consejo de Ministros de España el día 1 de junio); 2018-2024, con importantes episodios de violencia en octubre de 2019 al emitirse la sentencia del juicio a los golpistas separatistas; y, finalmente, a partir de agosto 2014 con la elección de Salvador Illa (PSC-ERC) como presidente de la Generalitat.

¿Dónde? Naturalmente, en Cataluña tuvo lugar lo principal del procés. El procés es un fenómeno catalán, y por tanto es un fenómeno español. Incluso es ¡muy español! Surgió en Cataluña y en la España democrática y descentralizada que abrió la Constitución española. Pero desde Cataluña el procés ha extendido su tarea desestructuradora de la política y de la sociedad al conjunto de España, en la forma de proceso 2.0 de degeneración de la democracia y de desintegración de España.
En cuanto a Cataluña, la condición sine qua non del procés fue el control político de las zonas rurales por el pujolismo, luego el partido secesionista Junts, que hoy lidera Carles Puigdemont, y en menor medida los partidos independentistas Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y Candidatura de Unidad Popular (CUP). Por consiguiente, a efectos de procés, existen dos Cataluñas: la zona costera de Barcelona y Tarragona, a menudo llamada Tabarnia, donde se concentra la población y la economía catalana, y que es sustancialmente constitucionalista; y la zona interior de Gerona y Lérida, a menudo llamada Tractoria, sustancialmente separatista. Hasta el advenimiento del proceso 2.0, la extensión del procés al resto de España fue muy limitada, igual que al exterior, a pesar de la trama internacional y de la injerencia rusa. Pero, ciertamente, el procés ha sido la pieza esencial de la degradación de la democracia española y de la degradación de su imagen internacional de España.
¿Por qué? El relato nacionalista alude a razones históricas (maltrato de Cataluña por España), actuales (Madrit/Espanya ens roba) y de futuro (con la independencia todos seremos ricos). La desindustrialización de Cataluña, que deja de ser la gran zona industrial y económica de España, así cómo la crisis financiera 2008-2013, pueden haber avivado el procés.
¿Cómo? De modo incremental se hizo la transición del regionalismo al autonomismo, al soberanismo, al independentismo, a la secesión y a la independencia efectiva. Este proceso se hizo desde el poder de la propia Generalitat, y con agentes muy eficaces en el corto y medio plazo, como han sido y son TV3 o la inmersión monolingüe en catalán y el adoctrinamiento en la educación. De hecho son instituciones u organismos públicos, utilizados o manipulados. La impunidad de las actuaciones ilegales de los separatistas y de la Generalitat, esto es, la no intervención del Estado español para corregir el procés, es el segundo gran elemento explicativo de su desarrollo hasta culminar en el golpe de 2017.
Naturalmente, el procés es artificial; es fruto de una larga obra de ingeniería social sumamente exitosa. Ha sido creado de arriba hacia abajo, aunque abajo, en las calles, hubiera muchas veces varios centenares de miles de personas.
¿Para qué? Más allá del relato, el procés es producto del modo en que se hizo la descentralización en España, así como del desarrollo de una dirigencia regional extractiva. Propiamente, el interés de los separatistas no ha sido ni es la independencia, dónde todos serían más pobres (Cataluña, España, los independentistas y los demás catalanes y españoles)4, sino el procés mismo. Con el procés los independentistas alcanzaron una posición económica, política y social sin duda muy privilegiada.
La polarización político-social en Cataluña es, pues, el fruto de la mano visible de una administración pública no neutral, como es la Generalitat de Catalunya, que detenta casi todas las competencias estatales. La polarización y segregación de la Cataluña del procés se puede ver en las siguientes dimensiones e indicadores5:
- Dinámica de los bloques electorales independentista y no independentista.
- Escaños en el Parlamento de Cataluña, alcaldías y representación en los ayuntamientos.
- Abstención en las elecciones.
- Relación entre el voto constitucionalista o separatista y la cadena de televisión habitual,la lengua principal hablada, la renta per capita,la zona de residencia urbana o rural.
- Insistencia en el referéndum de autodeterminación, siendo así que el referéndum es el instrumento más divisivo y efectivo para polarizar una sociedad.
- Ocupación permanente del espacio público con banderas no legales y símbolos separatistas.
- Nuevos nombres de calles y plazas de personas y eventos sólo independentistas.
- Audiencia share de TV3 sobre el total: del 29,9% en 1984 al 13,9% en 2023.
- Negación de la pluralidad.
- Editoriales conjuntos de la prensa «catalana», esto es subvencionada.
- Negación del bilingüismo de la sociedad catalana.
- Expulsión de la lengua española materna en la escuela y en la administración pública.
- Catástrofe de la inmersión lingüística sólo en catalán en la escuela: fracaso escolar de las niñas y niños hispanohablantes doble (30,0%) al fracaso escolar de los catalano hablantes (17,5%) y triple (!!) que el fracaso escolar en Madrid (9,4%).
- Confianza mínima de la población en las CC.AA.
- Violencia política: 98% realiza por separatistas.
- Neolengua o argot independentista (conflicto político, derecho a decidir su propio futuro, territorio), exclusión de palabras (España, español, provincia), insultos específicos a no independentistas (botiflers, charnegos, colonos, ñordos).
- Comarcas: costeras y urbanas (Tabarnia) o rurales y del interior (Tractoria).
- Escasos apellidos no catalanes entre los líderes y cargos de la Generalitat.
- Subvenciones de la Generalitat a los medios, libros, espectáculos, entidades, observatorios y chiringuitos sólo en catalán.
- En relación al resto de España: natalidad menor, divorcialidad mayor, inmigración mayor, criminalidad mayor.
- Boicot a la compra de productos catalanes.
- Huida de empresas, emigración neta de residentes catalanes.
- Impunidad ante el incumplimiento de la ley.
- Indulto y amnistía a los golpistas separatistas y demás delitos relacionados con el procés.
Calcado del Roma ladra!, Espanya ens roba! fue uno de los más efectivos lemas independentistas. Con todo, hoy el paradigma dominante ya no es aquel, sino el procés ens roba! Volvamos ahora a la síntesis señalada al inicio de este artículo entre populismo, posverdad y polarización. El populismo-nacionalismo-separatismo catalán ha propuesto los fines explícitos e implícitos del procés. La posverdad o relato TV3-Generalitat han sido los medios eficientes del procés. La polarización sociopolítica en Cataluña, la descomposición social, el caos político y la decadencia económica son las consecuencias del procés.

La polarización instaurada en Cataluña desde 2010 contraría dos de las más reputadas entre las supuestas virtudes de la catalanidad: la barreja, mezcla, y el seny, enteniment, mesura, templanza. La polarización catalana contraría también la leyenda del «oasis catalán», que resultó ser una charca infecta y apestosa, llena de cocodrilos, a pesar de que muchos aquí y en el resto de España que prefirieron no ver, no oír, no hablar y no hacer. Durante cuatro décadas en esta región se cometieron toda suerte de desmanes e ilegalidades, y se desarrollaron políticas surrealistas de trágicos resultados, desde la importante corrupción económica del exhonorable presidente Jordi Pujol hasta un golpe de Estado en una democracia como la española, de una calidad envidiable. Todo ello sin mayores consecuencias para sus disparatados actores y con la posibilidad de que se repita.
Sin embargo, tras el golpe de Estado de 2017 (leyes de desconexión, falso referéndum, gran manifestación constitucionalista, declaración de independencia, aplicación del artículo 155), la polarización en Catalauña se ha reducido sensiblemente. Hoy la «independencia» no se pronuncia, no divide como antaño. Con el presidente Illa la energía política del independentismo, el desafío al Estado de derecho social y democrático español, ha desaparecido. La Generalitat puede ser llegar a ser una administración neutral. El procés 1.0 ha dejado paso al proceso 2.0 del presidente Sánchez. Antes los separatistas querían expulsar Cataluña de España, ahora si acaso pretenden expulsar España de Cataluña. La «independencia» de Cataluña está en manos del gobierno de España.
Ferran Brunet i Cid es profesor titular de la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha publicado numerosos artículos sobre Economía Europea, Competitividad y Calidad de la Regulación. Entre su decena de libros sobresalen: The Economics of Catalan Separatism (Palgrave Macmillan, 2023), Curso de integración europea (Alianza Editorial, 2010), y Economía de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 (Comité Olympique, 1994).
1. Moisés Naím, La venganza de los poderosos, 2022, v. esp., Barcelona, Debate-Penguin, 2022.
2. Axel Kaiser Barents-von Hohenhagen, La neoinquisición: Persecución, censura y decadencia cultural en el siglo XXI, Barcelona, Deusto – Planeta, 2019; y Shoshana Zuboff, La era del capitalismo de la vigilancia: la lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder, 2019, v. esp. Barcelona, Paidós Planeta, 2020.
3. Bart Brandsma, Polarización. Una mirada a la dinámica del pensamiento nosotros versus ellos, 2016, v. esp., Barcelona, Institut Català Internacional per la Pau, 2020.
4. Ferran Brunet, Economía del separatismo catalán, Deusto, 2022, pp. 432-437: El efecto independencia reduciría el PIB, el empleo y la renta per cápita entre un -9,3 % y un -24,4 %, siendo el escenario central de -16,1%.
5. Varios Autores, Dolça Catalunya. Seny de catalanes para superar el nacionalismo. Tenemos un problema. Se llama nacionalismo. Lo vamos a superar, Madrid, Libros Libres, 2019; Alfred Tobeña, Fragmented Catalonia. Divisive legacies of a push for secession, Lanham, MD, Policy Network/Rowman & Littlefield, 2021; y Ferran Brunet, Economía del separatismo catalán, op. cit., pp. 39-40.
Barcelona. Imagen de Egor Myznik