Fernando Molina Monasterios es corresponsal en Bolivia del diario «El País» de Madrid. Es, al mismo tiempo, miembro pleno del «cuarto de guerra» del candidato presidencial Samuel Doria Medina junto a José Luis Lupo, Julio Linares, Cintia Yañez y Roberto Moscoso.
No se alarmen. Ambos empleadores son parte de la socialdemocracia mundial. Por eso, Molina escribe cuando quiere en la revista «Nueva Sociedad», haciendo honor a su ya larga amistad con José Luis Exeni y Pablo Stefanoni, ambos funcionarios de la Fundación Friedrich Ebert (FES), brazo internacional del partido socialdemócrata alemán.
Bien tejida está la red.
Titulamos esta nota como «el mil usos», sabiendo que exageramos. Este oficio de los posts tiene sus trucos, pero con un aviso oportuno como este, se inhibe el engaño.
Molina dirige además la Fundación Vicente Pazos Kanki, que Doria Medina financia y a través de la cual el partido Unidad Nacional (UN), miembro de la Internacional Socialista, difunde sus investigaciones y trata de hacerse amigo de los opinadores al uso.
La rutina simultánea y el doble o triple salario de operador partidario en la sombra y figura opinadora o mediática empezó a hacerse parte de la fisiología de Molina desde que tiene uso de teclado. Al principio estaba el verbo y él decidió lucrar. Aprendió los rudimentos en el POR de Lora, pero los sofisticó a grado superlativo cuando se sumó a la sección de los funcionarios monolingües de Sánchez de Lozada. Su breve paso por el MAS bajo gobierno de Añez, le granjeó la antipatía de todos sus vecinos de la zona sur de La Paz, un error del que ahora intenta reponerse, reactivando sus viejas alianzas con la clase media, a la que le gusta el candidato del «carajo».
Y es que Molina es de acero, cada cabriola le da más aires de bribón.
Recapitulemos ahora su último giro.
El 8 de junio reciente fue presentado como «periodista, escritor y analista político» minutos antes de actuar como panelista (foto) en la comparecencia de… sí, sí, sí, nada menos que de Doria Medina en RTP. Inclinado siempre a ruborizarse y perder el aire, Molina contó que fue depositado en el estudio de televisión por un auto de la empresa mediática y que cumplía con el encargo del chofer del canal de hacerle una pregunta específica a Samuel. Claro, ¿a qué duda propia podía aferrarse si Molina ha escrito, por encargo, las biografías de Samuel y de su papá (el de Doria, sí)? Para un buen biógrafo nada queda ya en el tintero, cualquier nueva conversación con el momificado resultará redundante.
La pregunta que nos hacemos es: ¿habrá sido Samuel quien le pidió a RTP el concurso del afable Molina en el complaciente panel?, ¿es flojera?, ¿una hora de comodidad en medio del ajetreo de la campaña?, ¿ganas de una charla inofensiva como las que protagonizaba la esposa de Molina en ATB cuando enmudecía ante Evo Morales? Son la familia procuradora de las «entrevistas alfombra».
Un dato curioso adicional. Tanto Samuel Doria Molina como Fernando Medina (perdón, disculpe usted el canje de apellidos) tuvieron la oportunidad de formularle preguntas pregrabadas a Jorge Tuto Quiroga. Las tenemos.
La pregunta de Doria a Tuto fue la siguiente en Fides (28 de mayo): «Repartir acciones de YPFB, ENTEL, a los bolivianos… se está repitiendo el mismo concepto que la capitalización que ya fracasó en Bolivia. El país sabe que se trata de una privatización, porque las acciones de la gente se las van a comprar las empresas, entonces, ¿es o no es verdad tu promesa de no privatizar las empresas estratégicas?». Entonces Tuto respondió.
La pregunta de Molina a Tuto en RTP, el 1 de junio fue: «Usted dijo inicialmente que iba a privatizar todas las empresas estatales. Posteriormente aclaró que las empresas estatales, como por ejemplo YPFB no serían privatizadas, sino que distribuiría las acciones de estas empresas a todos los bolivianos. ¿No le parece que distribuir las acciones de YPFB, ENTEL, a los bolivianos no implica de todas maneras una privatización? Porque van a pasar de ser empresas estatales a ser empresas de individuos. Y por otro lado ese proceso es parecido al que ya se produjo en Bolivia en los años 90 con la capitalización de Gonzalo Sánchez de Lozada».
¿Alguna duda de que Medina y Molina son parte del mismo equipo este 2025?
