De: Vlady Torrez / Inmediaciones
Sombras de verano es un libro de cuentos publicado en nuestro país el año 2016 por la Editorial 3600. Consta de dieciséis relatos escritos por Guillermo Ruiz Plaza, quien actualmente radica en Francia. Un elemento atraviesa todos los cuentos de Sombras de verano: la angustia que emerge en una atmosfera de normalidad ante lo extraño. El odio y la muerte atraviesan las historias de Ruiz, pero no provienen del exterior de los espacios donde se desarrollan, tampoco son perturbaciones causadas por agentes lejanos al núcleo familiar de clase media, que ocupa un lugar central en los cuentos. Estas historias exploran una oscuridad inherente al espacio donde se desarrollan la acción y los personajes principales. La vida solitaria del migrante; la mujer joven atrapada entre la libertad individual y el cumplimiento de sus deberes familiares; los orígenes de los antepasados, envueltos en episodios violentos que desafían el sentido convencional con el que se suelen explicar las historias de familia, generalmente orientadas a enaltecer a los progenitores. El atractivo de Sombras de verano radica en sumergir al lector en una atmosfera de intimidad aparentemente inofensiva pero donde paulatinamente el desconcierto y el asco emergen para decirnos que siempre estaban ahí en estado latente, ocultos en sentimientos reprimidos, en los deseos negados, en nuestras propias casas, en nuestras novias, vecinos y mascotas.
George Bataille escribió en La literatura y el mal que la noción de mal está articulada a la idea de transgresión de lo moralmente bueno. Podría entenderse esta propuesta como el intento de deconstruir nuestra percepción de lo normal afincada en el sentido común, en la moral dominante de una sociedad. Ver la crueldad y la indiferencia en prácticas religiosas; descubrir un germen de odio en el amor maternal supuestamente incondicional; las carencias afectivas que conviven en aparente armonía con la abundancia de bienes materiales en un núcleo familiar, son maneras de utilizar la noción bataillena del mal para encontrar realidades que encubren elementos contradictorios con la idea dominante del bien. Bataille creía que la literatura podía desentrañar el sentido común a través de la idea del mal. Sombras de verano va en una línea similar.
Aunque todos los cuentos de Sombras de verano son recomendables, quiero destacar los que en mi opinión desarrollan con mayor fuerza la noción batailleana del mal. Los Regalos relata la historia de Julia, una madre joven de dos niños pequeños que empieza a recibir trozos de animales muertos de Viola, su gata, iniciando así un proceso de autocuestionamiento a su condición de esposa y madre. Necesito que sigas leyendo nos cuenta la angustia de un hombre que jura haber conocido al diablo en forma de una niña pequeña. Nada se enciende es la historia de un niño que recuerda los días felices de su familia mientras atestigua como su padre maltrata a su madre. Finalmente, en Raíces dos hermanos intentan descubrir los secretos de su abuelo, un silencioso benemérito de la Guerra del Chaco, descubriendo que su pasado no es lo que su familia supone. Todos estos cuentos instauran una tensión que el propio Guillermo Ruiz Plaza reconoce como: “…la claridad de lo cotidiano y la amenaza de algo oscuro y anormal.”, esa oscuridad es un buen ejemplo del mal en la literatura, cuya función es la de descentrar al lector del sentido común donde se desarrolla la “normalidad” de la existencia.
