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El FITAZ, el gran legado de Maritza Wilde

Homero Carvalho Oliva

Entre el 6 y el 15 de mayo, próximos, la ciudad de La Paz será testigo de la XIII versión del FITAZ, el Festival Internacional de Teatro fundado por Maritza Wilde, en el año 1999; para esta versión Maritza invitó, hace poco más de un año, a su joven colega Bernardo Arancibia Flores a tomar las riendas del festival, que el 2018, fue declarado, mediante ley municipal, Patrimonio Cultural de la urbe paceña, un encuentro artístico de alto nivel que, a lo largo de estas décadas, ha alcanzado prestigio nacional e internacional por la calidad de la organización y de los elencos que convoca.

Maritza ha decidido retirarse de los escenarios como actriz y directora, sin embargo, afirmará continuará con su presencia a través de la dramaturgia, pues ya le han publicado textos dramáticos en la universidad de Cambridge y en la universidad de Antioquia, Colombia. Conocí a Maritza a finales de los ochenta, mucho antes de que ella me conociera, lo hice a través de algunas de sus más de cuarenta obras de teatro que dirigió y de las entrevistas y reportajes que se publicaban en los medios de comunicación. Maritza estudió teatro en Lima y en Madrid, ha representado al país en varios festivales internacionales y ha obtenido muchos merecidos premios dentro y fuera del país.

Cuando fui Oficial mayor de Cultura de la ciudad de La Paz, entre los años 1992 al 1993, nuestra amistad se generó por las relaciones institucionales y se fortaleció con mis visitas a su hogar. A finales de 1994, me trasladé a vivir a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y supe poco de ella hasta que, un día de 1997, llamó por teléfono y me dijo que estaba de venida para organizar un evento teatral. La hospedé en mi casa y en pocos días Maritza organizó, en la capital cruceña, el primer gran Festival Internacional de Teatro que se haya realizado en Bolivia.

En esa ocasión, Maritza nos comentó que, en la ciudad de La Paz, no había encontrado el eco necesario, entre las autoridades públicas y la empresa privada, para hacer realidad el festival en su ciudad y había venido a probar suerte en urbe cruceña. Por supuesto que Maritza era conocida en Santa Cruz, pero no era su territorio y, sin embargo, logró convencer a mucha gente en escasas horas. René Hohenstein, en su libro Historia del teatro en Santa Cruz, a propósito de que como se hizo realidad este acontecimiento cultural, informa que luego de las gestiones de Maritza Wilde “en menos de tres horas, gracias a Homero Carvalho, Edgar Lora, Gary Prado Araúz y Juan Pita, el festival recibió la aprobación de los aportes locales”.

Gracias a Maritza, el Teatro en Santa Cruz ha alcanzado su cúspide con la organización del Festival Internacional, creado por ella y continuado luego por APAC. En su primera versión el Festival reunió a veintiún elencos de ocho países y tuvo cerca de once mil espectadores, llegando en años posteriores a más treinta y ocho mil espectadores y cuarenta elencos de dieciséis países.

Lamentablemente el extraordinario trabajo de Maritza no fue reconocido en esta ciudad y hubo gente ingrata, lo que hizo que se aleje del mismo y concentre sus esfuerzos en la realización de su sueño: hacer el festival en su ciudad. Dos años después, en 1999, el Festival Internacional de Teatro de la Paz, FITAZ, se hizo realidad y los famosos kusillos de la cultura popular andina dieron la bienvenida al público.

Han pasado varios años y el público, tanto como las autoridades paceñas, han sabido reconocer su atrevimiento y su voluntad; Luis Revilla, alcalde de la ciudad de La Paz, en la presentación del FITAZ 2012, señaló que el evento es promovido “con admirable tenacidad por la actriz y directora Maritza Wilde”. Esa tenacidad, reflejada en el compromiso personal que ha asumido Maritza, le ha dado continuidad al evento y lo ha hecho sostenible e incluso expandiendo la cobertura del FITAZ a otros departamentos como Tarija, Sucre y Cochabamba.

Es justo reconocer que el Gobierno autónomo municipal de La Paz ha apoyado ésta iniciativa desde hace décadas, brindando tanto los espacios municipales como el pago de honorarios de los elencos nacionales; apoyo que Maritza ha sabido agradecer oportunamente, así como el apoyo brindado por las embajadas, la cooperación internacional, instituciones y empresas públicas y privadas, porque sin ellos no habría sido posible el éxito del festival.

Este año el FITAZ tendrá más de 80 actividades divididas en seis secciones, que incluye funciones para niños y funciones virtuales; además de la programación barrial que contará con obras teatrales al aire libre.

Sabemos que el teatro es el instrumento adecuado para acercar el arte al pueblo, para la reflexión colectiva, para promover valores sociales, la autoestima y la crítica social y como decía el poeta es “poesía en movimiento” y Martiza sabe que debe acompañar la evolución de los pueblos, por eso intentaba abrir las temporadas con obras basadas en las culturas tradicionales.

En una conversación que sostuvimos a propósito de su compromiso con el teatro, Maritza me manifestó que, para ella, el teatro se realiza dentro y fuera de la escena, ya sea actuando, dirigiendo una obra u organizando un festival o, en su caso, escribiendo las obras y eso lo seguirá haciendo hasta el último día de su vida, porque a ella la víspera la encontrará con algún proyecto y conociéndola, como la conozco, estoy seguro que así será. Gracias por tanto querida Maritza.

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