Su periplo se antoja una saga, en todas sus acepciones: a) una serie con unidad argumental, de intención o personajes: la de la defensa de la libertad y la dignidad de un pueblo pisoteado; b) una estirpe familiar: con ascendientes liberales luchadores por la independencia como dice Omar González en el “Diario Las Américas”, nombrando al capitán de fragata José Tomás Machado, “oficial de la Marina de Guerra durante la gesta de la Independencia y fundador de la “Sociedad Liberal de Venezuela”; c) una leyenda poética heroica y mitológica de una protagonista victoriosa sobre sus enemigos: una valkiria; y d) una mujer que adivina y encanta: sabe que la hora ha llegado y logra el apoyo de hasta sus adversarios.
Camina sobre las ruinas de su país. Serena y segura pese al dolor y la indignación ante los crímenes de lesa humanidad y estropicios, haciendo prevalecer la empatía, la solidaridad y el amor hacia su gente, esos seres a quienes llama diciendo: “¡Vente Venezuela!”, los cuales en ella ven a su madre, con un misticismo inexplicable. Su sonrisa se desdibuja sólo al enfrentar, valiente y decidida, a los cobardes que intentan cerrarle el paso a su victoria sin lograrlo, porque ella ya ha derribado los muros al forjar con sacrificios indecibles acumulados en más de una década lo que representa: la esperanza de que todo está dado para el fin de la tiranía. Milagro, cuestión de fe.
Extraña campaña sin descanso, por tierra y agua, de rutas improvisadas y a salto de mata, con apoyo de los humildes que no temen a la represión. Trepando en cualquier altillo para alcanzar con sus ojos el horizonte de los océanos humanos reunidos en comunión voluntaria por el triunfo, y gritar una y otra vez su mensaje, el mismo que emergió como una “alternativa de liberación política del ciudadano”, una “reacción ciudadana existencial a la necesidad de tener un marco referencial ético”, según declara “Vente Venezuela”, el partido que fundó hace 12 años. Lo hace por encima de la devastación de su país que ha constatado con sus sentidos, su mente y su corazón, resistiendo al abuso y al derrotismo con la misma entereza que cuando comenzó. A fuerza de pulmón, confiando en la modestia de los recursos de quien sabe tiene la razón y la justicia de su lado.
Hace 26 años que se instauró el régimen totalitario en Venezuela. En ellos hubo 5 elecciones presidenciales ganadas por el oficialismo con persecución, manipulación y fraude. La prueba irrefutable del fracaso del “socialismo del siglo XXI” aplicado estos años es la emigración que, al 3 de junio de este año, según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), alcanza a 7,7 millones de personas. Huyeron de la inflación, la severa escasez de alimentos y medicamentos, la inaccesibilidad a elemental atención médica, la inseguridad por el terrorismo de Estado y la criminalidad en ascenso, afirma Felipe Andrés Aliaga en su artículo “Causas de la migración forzada de Venezuela a Colombia”. Huyeron y huyen del desastre, como los cubanos de su isla.
En el fondo subyace una crisis política institucional cuyos signos apunta Carlos Blanco, analista político y expresidente de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado de Venezuela (COPRE) fundada en 1984, en entrevista con analítica.com: “Las instituciones actuales no cumplen con sus objetivos constitucionales, y todo se reduce a «una expresión de la espontaneidad, de las fuerzas salvajes de la sociedad. No hay política real ni un poder legislativo funcional, solo un cuerpo que redacta “productos punitivos”, mientras que el poder judicial no imparte justicia, sino que se convierte en “un elemento para la represión”, remarcando “la urgente necesidad de reconstruir el tejido social, pues la población se encuentra “desintegrada, deshilachada”. Incluso la Fuerza Armada está “prácticamente desintegrada”, y el Estado ha sido reemplazado por “una camarilla militar y civil”. Todo en el contexto de intervención directa de la dictadura militar cubana que Jesús Enrique Caldera Ynfante denomina “dominación extranjera consentida”, denunciada en el Informe Anual 2024 del Instituto CASLA.
Desafíos de vida o muerte a ser respondidos según quien tenga el poder después del 28 de julio. Voces autorizadas, el youtuber Julio Jiménez Gedler, Carlos Blanco ya citado y el periodista Casto Ocando coinciden en que ese día Edmundo González, candidato de Vente Venezuela, ganará por mucho. Coinciden también en la incertidumbre sobre lo que harán el día después la dictadura cubana, dueña de Venezuela, y la de Maduro.
El camino de María Corina Machado es el de la construcción de la primera línea democrática, la avanzada sin competencia, con renunciamiento lúcido de los otros para procurarla. Es la antítesis de la tiranía en la idea, la palabra y la obra, desde hoy y para siempre, asumiendo la democracia como opción de vida. Bajo atento inventario desde la ciudadanía activa. Sabiendo que “sólo es libre quien vence al miedo”. Y ese camino es el nuestro también.
Gisela Derpic es abogada.