Hace unos días Manuel Morales, representante del Comité Nacional de Defensa de la Democracia – CONADE, comparó a esa organización con el “Arca de Noé”, con la perspectiva de lograr acuerdos preliminares entre fuerzas opositoras para encarar las elecciones de 2025 en unidad y así enfrentar el “diluvio” que habría ocasionado el MAS. Paralelamente a esas proféticas palabras, dignas de un patriarca bíblico, la plataforma ciudadana Bunker, dirigida por Virginio Lema y Agustín Zambrana, planteó la “Tercera República” como propuesta para superar al “decadente” Estado Plurinacional, ambas posiciones son sintomáticas del principal defecto de las fuerzas opositoras: el antimasismo.
Desde el 2019 las oposiciones al MAS se han autoimpuesto un límite conceptual para pensar su propuesta al país: no ser el MAS y combatir al MAS hasta las últimas consecuencias. Si el gobierno transitorio de Jeanine Añez no hubiera sido tan nefasto, corrupto y racista, la ciudadanía tal vez consideraría tan pobre propuesta como una alternativa viable, sin embargo, aunque Añez y algunos de sus ministros son víctimas del ajuste de cuentas masista, el electorado recuerda que hay opciones iguales o peores al MAS, por lo que el antimasismo es incapaz de seducir su apoyo. Parece que algunas fuerzas opositoras olvidaron fácilmente los motivos de su derrota en las elecciones nacionales de 2020.
Más allá de la obsesión de ciertos líderes opositores por autorepresentarse como figuras mesiánicas prestas a entablar la última de las batallas celestiales en contra de “endemoniados” masistas. El recurrir a la metáfora del diluvio universal da cuenta de la incapacidad de entender que los defectos del MAS son compartidos por el resto de los actores del sistema político. Autoritarismo, corrupción, paternalismo, mesianismo, caudillismo, nepotismo, falta de transparencia, no son exclusivos del partido en ejercicio de gobierno. Siendo fieles al razonamiento del CONADE, su arca estaría sumergida en las mismas aguas que pretende vadear, se encontraría en el fondo de ese mar diluviano, insondable y corrompido.
Refundar el Estado e instaurar una “tercera república” es una propuesta reaccionaria incapaz de reconocer avances sociales y económicos que la oposición debería hacer suyas como parte de un nuevo proyecto nacional en lugar de negarlas tan tercamente. “Retornar” a la república implica asumir, erróneamente, que el Estado Plurinacional es reductible al MAS o que fue una propuesta intelectual y material gestada exclusivamente por ese partido. Anhelar volver al anterior ciclo político es ignorar el alto grado de identificación de amplios sectores populares con el actual proyecto estatal que en ningún caso es equivalente a la agenda de un partido político. Los antecedentes, gestión y horizonte del Estado Plurinacional, con todos sus defectos, falencias y pese al incesante sabotaje del propio masismo oportunista, involucran a organizaciones sociales y sectores populares decisivos para definir resultados en una elección nacional.
La propuesta de las oposiciones no puede consistir en retornar al pasado idílico ignorando deseos y aspiraciones de partes importantes de la población, ese accionar enceguecido por su desprecio al MAS sólo ayuda a fortalecerlo, arroja a miles y miles de votantes disconformes y abiertos a nuevas propuestas a los brazos del masismo. Confiar en que el quiebre del MAS automáticamente fortalecerá a sus antagonistas es un craso error, es asumir que los tripulantes del Arca de Noé no hubieran considerado arrojarse al agua si su permanencia habría implicado un destino peor que el ahogamiento.