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Educación e inteligencia artificial: ¿Liberación o dominación en el capitalismo del siglo XXI?

Alex A. Chamán Portugal

Introducción

La educación, como institución social, ha sido históricamente un reflejo de la estructura económica y la superestructura ideológica dominante. En el contexto del capitalismo del siglo XXI, caracterizado por la Cuarta Revolución Industrial, la Inteligencia Artificial (IA) emerge como una fuerza transformadora con un impacto profundo en el sistema educativo. Sin embargo, este impacto es ambivalente: por un lado, la IA tiene el potencial de democratizar el conocimiento y personalizar el aprendizaje; por otro, reproduce las desigualdades estructurales, refuerza la mercantilización del saber y profundiza la dominación de las élites científico-tecnológicas.

La educación en el capitalismo no es un espacio neutral ni emancipador en sí mismo. Como señala Louis Althusser (1970) en Ideología y aparatos ideológicos del Estado, la educación es un mecanismo de reproducción ideológica que garantiza la continuidad del sistema dominante. En este sentido, la integración de la IA en la educación no es un simple avance tecnológico, sino un fenómeno que responde a la lógica del capital, consolidando la concentración del conocimiento en manos de grandes corporaciones y Estados que controlan los datos y la información en pro de instrumentalizarlas en función de sus intereses. Esta situación plantea interrogantes fundamentales acerca del futuro de la educación y la posibilidad de un uso alternativo de la IA que sirva a la liberación y no a la dominación.

https://artificialpaintings.com/fr/blog/2024/06/21/le-role-transformateur-de-lintelligence-artificielle-dans-leducation/

La IA en la educación: promesas y contradicciones

Los avances en IA han sido promovidos como una revolución en la educación, con la promesa de personalizar el aprendizaje y ampliar el acceso al conocimiento. Organismos como la UNESCO (2021) destacan que la IA puede ser una herramienta clave para mejorar la enseñanza en regiones con escasez de docentes, facilitar el acceso a la educación a distancia y optimizar el rendimiento académico de los estudiantes mediante sistemas de tutoría inteligente. Sin embargo, esta narrativa optimista contrasta con la realidad del capitalismo digital que reproduce las desigualdades en esa esfera, en que la información y el conocimiento han sido convertidos en mercancías y la IA es utilizada como un medio para reforzar el control sobre la educación.

Las grandes corporaciones tecnológicas como Google, Microsoft y Amazon han desarrollado plataformas educativas que recopilan información personal de los estudiantes, convirtiéndolos en «productos» de un modelo de vigilancia masiva (Zuboff, 2019). Este fenómeno se inscribe en lo que Pierre Bourdieu (1998) denomina la reproducción de las desigualdades, ya que las herramientas avanzadas de IA están disponibles, principalmente para las clases sociales dominantes, mientras que millones de estudiantes, provenientes de los sectores populares y residentes en zonas marginadas, quedan excluidos de estos derechos por falta de acceso a infraestructura tecnológica en razón a su precariedad socio-económica.

La IA en la educación también se presenta como un instrumento de automatización que puede sustituir el trabajo de los docentes. Noam Chomsky et al. (2021) advierten que el avance de la IA refuerza la precarización laboral en el ámbito educativo, puesto que promueve modelos en los que los algoritmos reemplazan tendenciosamente la interacción humana, despojando a la enseñanza de su dimensión dialógica, crítica y propositiva. Esto genera un proceso de deshumanización en el aprendizaje, en el que los estudiantes se convierten en receptores pasivos de información preprocesada sin fomentar la capacidad de análisis ni el pensamiento crítico, es decir, se consolida tal pauperización cognitiva.

Desigualdades socio-económicas, brecha digital y exclusión educativa

Uno de los problemas más graves de la implementación de la IA en la educación es la profundización de las desigualdades expresada en la brecha digital. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2020) estima que más del 40% de la población en América Latina carece de acceso a internet, lo que significa que millones de niños y jóvenes no pueden beneficiarse de las tecnologías educativas basadas en IA. Esta desigualdad estructural no solo impide el acceso al conocimiento, sino que refuerza la segregación social, ya que las élites tienen acceso a herramientas que les garantizan una formación avanzada mientras que las clases populares son relegadas a modelos educativos obsoletos y carentes de recursos.

Además, el modelo educativo basado en IA no solo excluye a los sectores sin acceso a la tecnología, sino que también los convierte en sujetos de explotación mediante la recopilación de datos, ya que la información personal de los estudiantes es utilizada con fines comerciales y de control social. Así, la IA en la educación no solo se convierte en un instrumento de aprendizaje, sino en un mecanismo de extracción de valor, en el que las grandes empresas obtienen beneficios a partir de los datos generados por los usuarios.

Pérdida de humanidad y pensamiento crítico

Otro de los riesgos de la IA en la educación es la reducción del aprendizaje a la adquisición de habilidades técnicas, dejando de lado la formación integral del ser humano. Paulo Freire (1970), en Pedagogía del Oprimido, sostiene que la educación debe ser un proceso de liberación, en el que los estudiantes se conviertan en sujetos activos capaces de transformar su realidad. Sin embargo, la implementación de la IA en el sistema educativo actual capitalista tiende a reforzar un modelo tecnocrático, en el que el aprendizaje se reduce a la memorización de información y la ejecución de tareas automatizadas.

Esta situación resulta sumamente preocupante en un contexto en que la educación debería fomentar la conciencia social, el pensamiento crítico y propositivo. Si la IA reemplaza a los docentes en el proceso de enseñanza, se corre el riesgo de eliminar el diálogo, la discusión y el cuestionamiento, elementos fundamentales para la formación de ciudadanos críticos y comprometidos con su entorno y la historia. En este sentido, la IA puede convertirse en un instrumento de alienación que perpetúe la pasividad y la sumisión en pro de preservar el sistema de explotación y opresión, en lugar de ser una herramienta para la emancipación de los pueblos.

Hacia una educación con IA al servicio de la liberación y la emancipación

Para que la IA en la educación no refuerce la explotación, opresión y las desigualdades ni se convierta en un opresivo mecanismo de control social, es necesario replantear su implementación desde una perspectiva democrática, popular y emancipadora. Algunas propuestas incluyen:

  • Desmercantilización de la tecnología: La IA educativa debe ser de acceso público y no controlada por grandes corporaciones. Siguiendo el modelo de China y Rusia capitalistas, descrito por Fernando Moragón (2022), es posible desarrollar plataformas estatales o comunitarias que garanticen la soberanía tecnológica.
  • Fomento del pensamiento crítico: La IA no debe reemplazar a los docentes, sino ser una herramienta complementaria que ayude a potenciar el análisis y la reflexión. Es fundamental desarrollar metodologías educativas que prioricen el aprendizaje dialógico y participativo.
  • Protección de datos personales: Es necesario trabajar regulaciones estrictas para evitar que la información sea utilizada con fines comerciales, de vigilancia o control social.
  • Inclusión digital y equidad: Se deben desarrollar políticas públicas que garanticen el acceso universal a internet y a las herramientas tecnológicas, evitando que la IA refuerce las desigualdades socio económicas existentes.

Conclusión

La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar la educación, no obstante, su viabilidad dependerá del modelo bajo el cual se implemente. En el contexto del capitalismo digital, la IA se ha convertido en un instrumento de acumulación y control, reforzando la mercantilización del conocimiento y la exclusión social. Sin embargo, también puede ser utilizada como una herramienta de liberación si se orienta hacia la democratización del saber, la protección de los derechos digitales y el fomento del pensamiento crítico y propositivo.

La educación no puede ser reducida a una simple transmisión de información y conocimiento, puesto que debe constituirse en un espacio de formación integral en el que los estudiantes puedan cuestionar, crear, proponer y transformar su realidad. Para ello, es fundamental que la IA sea utilizada al servicio de la justicia social y no de los intereses del mercado que responde a los grupos de poder económico. Solo así podremos construir un modelo educativo que responda a las necesidades de las amplias mayorías y no a la lógica de la explotación y la dominación.

Referencias

  • Althusser, L. (1970). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Siglo XXI.
  • Bourdieu, P. (1998). La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza. Siglo XXI.
  • Chomsky, N., Roberts, R., & Waterstone, M. (2021). Inteligencia artificial y poder. Akal.
  • Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI.
  • Moragón, F. (2022). Geopolítica de la Inteligencia Artificial. Ediciones Catarata.
  • Zuboff, S. (2019). La era del capitalismo de vigilancia. Paidós.

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