No sé si a Ud. le pasa igual, pero a mí me duele la desgracia ajena -así sea de alguien que me hizo daño o a quien no caía en gracia- me duele. No siempre fue así pero de un tiempo a esta parte me duele, y me duele aún más y me da bronca ver que un gran padecimiento pudo haberse evitado.
Que una persona sufra por un accidente duele, pero cuánto más duele saber que el daño producido fue a causa de haber consumido bebidas alcohólicas. Duele saber que un arma hirió fortuitamente, pero duele muchísimo más, cuando se trata de un asesinato efectuado con premeditación y alevosía. Duele ver cuando un pobre es encarcelado por robar unos pocos pesos que necesitaba, pero cuánto más duele, cuando se roba por una codicia desmesurada. Duele -y mucho- que una mujer sea ultrajada por un desconocido, pero cómo se sufre cuando la violación de un menor se da por un familiar o gente allegada.
Duele ver que un cónyuge engaña a su pareja y aumenta el dolor si, aparte de esto, se da el abuso de quien por una cuestión económica, saca ventaja de ello. Duele ver el sufrimiento del que provoca un daño, pero cuánto más, el dolor de la familia de los afectados, de los parientes del imprudente, del asesino, del ladrón, del infiel, del violador y del corrupto…¡Dios, cuánto duele!
Duele ver la inconsciencia del hombre queriendo alegrar su alma, sin reparar en embriagarse para ello; de tener en nada la vida o la integridad de otra persona, a la hora de agredirla; de pasar por alto las consecuencias de sus actos deshonestos; de burlar una promesa de mutuo respeto en un altar, duele… Es cierto que por la ley humana o la justicia de Dios tarde o temprano el infractor pagará por su proceder, pero el sufrimiento causado a muchos será irreparable…
Veamos a los políticos que están siendo actualmente juzgados en países vecinos…¿habrá valido para ellos la pena el goce del efímero poder y el haber cometido excesos a la luz de lo que hoy viven? ¿Cuál será el estado de su alma, frente a un futuro incierto? ¿Habrán pensado por un momento que pasarían por tan penosa situación, a la hora de abusar de sus privilegios? No sé si a Ud. le pasa igual, pero a mí me duele la desgracia ajena, incluyendo estos casos.
¡Ah, si el hombre tuviera en cuenta a Dios y conociera la Verdad, que es Jesucristo! Entonces el gobernante y el ciudadano cambiarían de actitud, porque en su fuero interno les resplandecería el Espíritu de Luz echando fuera las tinieblas que dan lugar a la maldad y al pecado. ¡Ah, si ello ocurriera…!