Angélica Guzmán Reque
11 de octubre una fecha para enmarcarla en el calendario de la calidad humana, de la emotividad, del sentimiento que es la voz de la que vive y siente en equilibrio con seres que bullen entre sabores y sinsabores que, cual lluvia mansa o tormentas fatídicas se desplazan por todo y ancho de nuestro país.
Adela Zamudio fue y es la mujer que, a través del tiempo, su voz no acalla, es la que sembró en tierra fértil de la literatura, la voz del pueblo, del marginado, del que habita en los arrabales, lejos del bullicio de la ciudad, pero muy cerca de la mendicidad, pero que, sin embargo vive y ama el mendrugo conque alimenta al ser de sus entrañas y, siente que la escuela le abrirá otros horizontes y, la esperanza prosigue de un mundo que avizore la luz y la energía necesarias para aprender a vivir y a soñar.
Y, nacieron otras Zamudios, otras que recorrieron caminos por nuestros pueblos, nuestra realidad de vida, ahí están Alcira Cardona, que sintió con el minero la desolación de vida, enmarcada en la sutileza del interior de socavones de angustia y esperanza, está Yolanda Bedregal que, recorrió con sus letras calles y plazas en pos de la justicia y el amor que va debilitándose entre los niños y los mayores que siembran la fortuna de vivir y la esperanza de los rayos energéticos del sol que nos acoge. Está Gaby Vallejo, cuya visión no descansa y se nutre del ser objetivado, del que aprende a vivir a fuerza de la injusticia, del desamor, de los considerados muy por debajo de la debacle humana y, muchas más mujeres que no descansan y nos ofrecen, día a día, su voz clara y profunda, a través de la narrativa, la poesía, la microficción, el ensayo. El espíritu avasallador de la mujer boliviana abarca todos los géneros literarios posibles y lo hace con maestría y amor, nombrarlas a todas y cada una, sería llenar páginas y páginas, pero del mismo sentimiento de amor conque repasan la vida, el sentir, nostalgia o amor, son vivencias que fluyen por donde ellas transitan.
Está también la poesía, muchas son las poetas que sienten y emiten su voz, desde la emotividad manifiesta, desde donde sangra el corazón y el entendimiento se convierte en palabras de signos humanos y vierte al mundo su bondadoso acento de femineidad, desde su ser maternal, de su ser infinito de amor celestial y lanza al mundo sus derechos de equilibrio, no la del odio o la represalia, sino la de la justicia en el bien común, donde la naturaleza resucite y podamos concebir la armonía del color, el aroma y la luz resplandeciente.
Felicidad y paz para todo el mundo femenino de mi país y el mundo entero.
