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Deudas literarias

A raíz de un post en Facebook que se refería al retraso en el pago de los premios literarios (en concreto el Premio de Novela Marcelo Quiroga Santa Cruz 2019), me puse a pensar que lamentablemente ese caso no es una excepción. Es más, parece haberse vuelto la regla, y no solo en este pandémico año.

Solo por curiosidad, busqué en Internet algunos datos sobre el presupuesto y ejecución presupuestaria (es decir, cuánto de lo que se pensaba gastar se gastó realmente en cada área considerada) del Gobierno Autónomo Municipal de Cochabamba, que a través de la Secretaría Municipal de Cultura convoca al concurso literario citado. Encontré solamente el Informe Preliminar de la gestión 2019. Lamentablemente, este informe solo detalla el presupuesto para cada secretaría, y no menciona nada sobre la ejecución presupuestaria. Seguramente esa información se dará en el Informe Final de esa gestión, que parece no haber sido presentado aún (omisión que bien puede justificarse por la cuarentena actual).

Según ese reporte, el total presupuestado para la gestión 2019 del GAMC fue de Bs. 396.014.876.- De ese total, Bs 12.540.000.- se destinaron a la Secretaría de Cultura.

Dentro del presupuesto para cada Secretaría, se mencionan las diversas áreas a su cargo, pero no se detalla cuánto del presupuesto se asigna a cada una de ellas. La Secretaría de Culturas tiene a su cargo doce áreas o grupos de actividades. Usando un criterio simplista (y seguramente equivocado, pero sirve solo para fines comparativos), asumamos que todas las áreas usarán una parte igual del total presupuestado para esta Secretaría. Entonces, al área de “Actividades concursables artístico-culturales del municipio” (que asumo que es la que se hace cargo de los concursos literarios) le correspondería algo más de un millón de bolivianos.

¿A cuánto asciende el premio que hasta ahora no se paga? A Bs. 30.000.- Sí, al 3% del presupuesto estimado para el área a cargo de estos concursos. O si se prefiere, al 0,24% del total del presupuesto de la Secretaría de Culturas. Sí, 0,24%. No parece, entonces, ser un problema financiero, pues el monto del premio es bajísimo considerando el total del presupuesto de la Secretaría de Culturas, y quizá por esto mismo, la importancia que esta repartición dé a los escritores como agentes culturales, debería ser inversamente proporcional a su ponderación financiera.

Con esos datos en mente, ¿vale la pena retrasar ese pago?, ¿es razonable creer que no se tenga disponible ese monto? En una nota publicada en el periódico “La Opinión”, el director de Patrimonio y Servicios Culturales argumenta que no se pagó el premio “por falta de recaudación, como los cobros de patentes”. Entiendo que se refiere a problemas presentados por la actual crisis sanitaria. Pero, ¿es que acaso el presupuesto 2019 se basó al 100% en ingresos futuros? ¿De verdad debemos asumir que la Secretaría no tiene en la cuenta de “Disponibles” (caja chica) o “Bancos” (dentro de “Activo circulante”) ni el 0,24% del total de su presupuesto? No es imposible, pero sí altamente improbable.

Con esas elementales consideraciones matemático-financieras, parecería que el problema es sobre todo de prioridades, y no queda más que volver al tema de la importancia que le da el gobierno del país (en cualquiera de sus niveles) a la cultura (y sí, también debería preocupar la importancia que le da la población en general, aunque ese es tema para otra columna). No parece exagerado esperar que se pague este premio sin retrasos, considerando su escaso impacto financiero en el presupuesto de la entidad convocante. ¿Que existen costos administrativos, de logística y otros? Asumo que sí, pero intuyo que el monto total no justifica el daño que el retraso causa a la imagen del municipio en general y de la secretaría de Culturas en particular.

Por favor, que no se entiendan estas líneas como un ataque dirigido al GAMC ni a su Secretaría de Culturas, pues la misma figura se repite en muchos concursos literarios (y culturales). Toco este caso porque salió en las noticias, pero creo que el análisis vale para cualquier otro.

Valoro y agradezco sinceramente que los municipios (o cualquier otra institución pública o privada) destine parte de su presupuesto a este tipo de concursos, pues es una buena forma de incentivar la producción literaria, y esta intención no merece ser empañada por cierta desidia administrativa o por prioridades mal ponderadas (estoy ya convencido de que el motivo real no es financiero). Si lo que se quiere es motivar y ensalzar al escritor, es un contrasentido dejar su premio en la partida de “cuentas por pagar” por tanto tiempo.

Que los premios literarios no se conviertan en “Deudas literarias”. Lo único que esa actitud logra es devaluar la imagen de aquel a quien se quiere premiar y, sobre todo, la imagen de la entidad convocante.

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