Algunas organizaciones de padres y madres de familia (aunque se hacen llamar sólo “de padres” y a las reuniones escolares van fundamentalmente ellas) han decidido rechazar la nueva malla curricular educativa que, bajo interpretación libre e interesada, está siendo demonizada por las redes sociales en lo que toca a la “educación sexual integral”. De esa forma, respaldan al magisterio que inicia movilizaciones con una serie de demandas añadidas.
“Rezo todos los días para que a mi niña de cinco años no le muestren imágenes pornográficas en el colegio”, dice una mujer representante de padres y madres de familia en la ciudad de Santa Cruz. No se refiere a imágenes que corren por internet entre el alumnado, no. Se refiere a imágenes que el profesorado podría enseñar gracias a la nueva malla curricular que enseña “la ideología de género”, “la despatriarcalización y la descolonización”. Así, con conceptos juntos y revueltos.
Circulan vídeos en que se explica cómo se cambiará la lógica de la división sexual entre hombres y mujeres incluyendo una serie de variantes “aberrantes” y llaman a la movilización en defensa de la infancia y la juventud sana. Por ello, se suman a la protesta del magisterio.
La Confederación de Trabajadores de la Educación Urbana de Bolivia plantea al gobierno “cinco puntos fundamentales”, que son: presupuesto, ítems nuevos, y reducción del déficit histórico (de los primeros dos puntos), nivelación de horas, un congreso nacional de educación para participar en las decisiones y rechazo a la nueva malla curricular 2023. Al no llegar a un acuerdo con el Ministerio de Educación, este sector determinó empezar una huelga de hambre este martes y realizar un paro nacional de 48 horas este 30 y 31 de marzo. Además, los dirigentes agradecen el respaldo de grupos de padres y madres. Cuantos más seamos, mejor.
Las razones del magisterio tienen que ver con las condiciones laborales, fundamentalmente, a las que se añade en uno de los puntos el contenido de la malla curricular, al que consideran “improvisado”. En lo práctico, todo docente se molesta porque le cambien los contenidos que debe enseñar, ya que implica que lo que tenía preparado ya no sirve y debe volver a elaborarlo y, en ese caso, a formarse para poder enseñar. En este sentido, posiblemente sea necesario un tiempo de adaptación.
Volviendo al temor que se está generando entre padres y madres, habría que preguntarse: ¿Qué sentido tiene que desde el Estado se pretenda “pervertir” a la niñez? Es absurdo.
Nos guste o no, los tiempos cambian y la forma de relacionarse en el aspecto afectivo también: las familias hoy son diversas, las relaciones son “fluidas”, la sexualidad es más abierta, las opciones sexuales aparecen en todas las series de televisión ¿Es posible encerrar a hijos e hijas en casa y taparles los ojos y oídos? Todo eso les llegará y el problema está en cómo lo hará. Por eso, el hecho que desde la escuela se enseñe de manera correcta y cuidadosa, evidentemente, es una necesidad y una gran ventaja.
Hoy, gran parte de niños y niñas de 12 años ya han visto pornografía por internet, a partir de esa edad son especialmente vulnerables para ser captados por pederastas o redes prostituyentes. Esa visión de pornografía, de la que no se escabullirá prácticamente ningún hijo o hija, con seguridad, enseña formas violentas de relación sexual y normaliza las violaciones. Por otra parte, los embarazos adolescentes son demasiados en Bolivia. La prevención, la enseñanza es necesaria. Finalmente, el acoso y discriminación a quienes tienen otras opciones sexuales se inicia desde muy temprano, es algo que también hay que evitar.
El gobierno asegura que la nueva malla curricular ha sido consensuada con 75 instituciones, además de haber sido elaborada por el Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación de la Calidad de la Educación (Llece), que es parte de la Unesco. Seguramente puede ser aún más analizada y debatida, pero con seriedad y responsabilidad.