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De la ciudad de cemento a la ciudad del papawayk’u

Maurizio Bagatin

…e ti saluto dai paesi di domani che sono visioni di anime contadine in volo per il mondo…”       –Fabrizio De André

En 1939 el ya precario equilibrio europeo se vio definitivamente quebrado con la invasión alemana de Polonia; el siglo breve, después de la gran guerra, se ingenió en inventarse otra guerra: hambre, miseria y dolor estaban detrás de las puertas y en las cuatro esquinas de las ya indigentes familias europeas, que aún no habían salido de un feudalismo que parecía eterno.   

Las hambrunas del ‘800, las carestías y la escasez de alimentos parecían perpetuarse en el tiempo y en el espacio; todo esto mientras las ciudades atraían cada día más hacia ellas manos de obra para fabricar armas, la guerra reclutaba cada día mas carne de cañón y el campo ya no producía alimento para estas bocas, siempre más numerosas y hambrientas.

El 1939 es el año que obliga a los países involucrados en la guerra en buscar alternativas en la producción de alimentos, así en Italia se llevará el cultivo del trigo en Piazza Duomo de Milán, en Londres el Hyde Park tendrá su granja de cerdos y el proclamado Dig for victory introducirá huertos hasta en las inmediaciones de la Torre de Londres; en Alemania los schrebergarten permitirán un sustento y un refugio cuando sus viviendas vienen bombardeadas, en los Estados Unidos los ya experimentados Urban Gardens de la época de la depresión se trasforman en Relief Gardens y muy pronto en Liberty Gardens, como forma de proporcionar alimentos y recursos a parados y ciudadanos.

Con el Plan Marshall, la Guerra Fría, el boom económico y la revolución verde se disfrazó la solución a la primordial de las necesidades humanas: la alimentación…wrong answers to wrong questions. Hasta que, con la crisis del petróleo y la recesión de inicio de los setenta, aparecieron los movimientos contraculturales, inicialmente en los Estados Unidos, con los People’s Park en California, adonde cultivan un espacio abandonado de la universidad de Berkeley y en New York adonde los activistas de Green Guerrilla comenzaron a ocupar solares y otros terrenos en pleno proceso de degradación y a cultivarlos pero también en Gran Bretaña con los City Farms and Community Gardens con proyectos de huertos y también de granjas que incorporan componentes de educación ambiental a través de actividades orientadas a los niños, como talleres y teatro. Con la caída del muro de Berlín, el neoliberalismo y la globalización se hace cada día más evidente una entropía social que en asociación al cambio climático evidencia las debilidades del antropoceno: nuestras actividades han sido fatales, hay que buscar otro paradigma que pueda reconducirnos a un tiempo biológico y a una relación más humanística también con el espacio.            

El afiche que en 1939 invitaba los ingleses al Dig for victory decía Grow your own vegetables, cultiva tus propias verduras, hoy quiere seducir a todo los ciudadanos, a los jóvenes, a las mujeres y a los ancianos de las urbes de este planeta ciudad, de estas Metrópolis a una subversión sui generis, que de una necesidad, que es la primordial, extraiga la genialidad de producirnos una parte de nuestros alimentos, como unos Federer y una María llenos de sentimiento y de amor. Tal vez cultivando nuestro pañuelo de tierra lograremos cultivar también nuestras mentes, disminuya el cemento y logremos prepararnos un papawayk’u con nuestras papas y con huevos de nuestras gallinas criollas.

Bibliografia

Wall, G. Luis, Plantas, bacterias, hongos, mi mujer, el cocinero y su amante, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2005

Bussolari, Mariella, L’orto diffuso, Milano, Orme Edizioni, 2012

Pera, Pia, Le vie dell’orto, Milano, Terre di mezzo Editore, 2012

Von Harbou, Thea, Metropolis, Pordenone, Edizioni Studio Tesi, 1993

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