Guillermo Almada
El juego del GO, también conocido como Damas Chinas, se originó hace más de dos mil quinientos años. Los textos más antiguos que hacen referencia al juego son las analectas de Confucio. Fue considerado una de las cuatro artes esenciales de la antigüedad de ese país.
Es un juego de estrategia para dos personas cuya dinámica consiste en colocar, por turnos, piedras blancas y negras en las intersecciones de un tablero, que es una cuadrícula de diecinueve por diecinueve. Una vez colocada la piedra, es una fortaleza que no se puede mover, pero puede ser conquistada por el oponente y eliminadas del tablero. El objetivo es controlar el cincuenta por ciento del área del tablero.
Es un juego de aparente simplicidad, pero eso depende siempre de la capacidad de los contendientes, considerando que requiere disciplina, concentración y equilibrio.
Fue para la fiesta patronal. Lo recuerdo porque había desfile, bandas escolares y feria. La gente festejaba en las calles y la plaza, y nadie notó su llegada. Se instalaron en el hotel que tiene por nombre la fecha de fundación del pueblo y sin demora salieron enseguida a recorrer las calles. Silenciosas, inadvertidas, cada una por su lado. Observando, analizando y aprendiendo.
Esa fue su función el resto de los días. Desde una aparente invisibilidad ir captando los ínfimos detalles de la idiosincrasia. Costumbres, usos, gustos y preferencias, y algo muy importante, el uso del idioma. La palabra. No su etimología y significado, sino como dispositivo comunicante, su valor coloquial sígneo.
No pasó mucho tiempo para que se trasladaran del hotel a una casa alquilada cerca de la plaza central.
En el juego del GO cada jugador progresa colocando piedras en el tablero, y de esa forma va construyendo territorios de dominio, creando una lucha entre piedras negras y blancas, en general muy compleja, que puede resultar en expansión, reducción, o pérdida del área en cuestión. Para cualquiera de los dos.
Hubo movimientos de pintura, una decoración muy austera aunque llamativa, coqueta y sumamente prolija, con unos carteles verticales, a los costados de la puerta de entrada. Y aunque el chino no le iba muy bien a la gente del pueblo, había una palabra de siete letras, en español, que dejaba todo claro, “MASAJES”.
La mañana del lunes siguiente, el secretario de la intendencia se acercó hasta la oficina de Registros y le preguntó al empleado si la casa de masajes había hecho el respectivo trámite. Y ante la respuesta negativa decidió ir personalmente a poner las cosas en orden.
Fue recibido muy hospitalariamente. Le ofrecieron té, galletas de avena, agua de limón. A lo que el secretario se negó sistemáticamente, a todo, para aclarar que solamente deseaba explicar cómo debían hacerse los trámites, y les dio una semana para tener todo presentado. La anfitriona ofreció disculpas por las molestias ocasionadas, agradeció la gestión del funcionario, y le regaló un voucher para tres sesiones en la fecha que él lo dispusiera.
Las partidas de GO generalmente están llenas de posibilidades de “cambios”, en los que la ganancia en una parte del tablero puede ser una desventaja en otra parte, y por contrapartida, la pérdida en una parte del tablero puede compensarse con una ganancia en otra parte. Todas estas posibilidades de cambios constituyen mucha de la complejidad estratégica del GO. La mayoría de las jugadas pueden tener numerosas ventajas e inconvenientes de naturaleza sutil.
El secretario, una vez en su despacho, llamó al empleado de Registros y lo puso al tanto del asunto, encargándole que cuando se presentaran, fuera amable pero, que no les diera ningún privilegio.
La mañana siguiente, a la hora de abrir las oficinas, ya estaban allí las tres, junto a un escribano, que explicó que él las representaba debido a que ellas hablaban, pero no leían ni escribían español.
Tal vez eso haya servido para facilitarle las cosas el empleado de Registros, ya que el letrado se encargó de completar las formas e indicarles, a cada una, dónde debían firmar. La cosa es que un en par de horas ya contaban con un permiso precario debidamente firmado hasta por el intendente. Agradecieron entregando algunos vouchers de masajes gratis.
De a poco, la gente del pueblo, fue accediendo al nuevo negocio. Sobre todo los hombres, curiosos en ver a qué respondía el servicio ofrecido, acudían en las horas en las que el riesgo de ser vistos disminuía.
La decoración constaba de tatamis y futones. Desde la sala de espera hasta cada una de las tres salas destinadas a la actividad. Muy bien aromatizadas, sahumerios, luz tenue, y una música muy suave que no podía saberse de donde surgía, creaban ambientes altamente relajantes.
La gente fue tomando confianza de a poco, las masajistas eran muy buenas, amables, discretas, con una excelente predisposición para escuchar, y un mutismo sepulcral.
Cada vez fueron más y más clientes. En un momento, y por una cuestión de orden, dividieron los días para hombres y mujeres. Y a la gente le gustó. Y después vino el primer privilegio. El que lo deseara podía solicitar un turno en un horario especial y traer un acompañante de su agrado. Fue una promoción que se hizo de boca en boca y solo para algunos. Los menos. Y a la gente le gustó.
Un principio básico del GO es que, para quedarse en el tablero, la piedra debe tener al menos una “libertad”, o sea un punto abierto, una intersección que no haya sido bloqueada por el adversario.
El negocio era próspero, y cada vez trabajaba más, sobre todo con los turnos especiales. Habían logrado una habilidad exquisita para controlar los horarios sin que le les produjera alguna alteración desagradable. No obstante continuaban con la misma característica que al principio, procurando siempre pasar inadvertidas. No visitaban lugares comunes, cuando precisaban ir al mercado lo hacían a horas muy tempranas, cuando aún la gente no llegaba. No acudían a eventos públicos aunque siempre hacían aportes desinteresados. Aún así, con su característica elusiva, eran aceptadas por todo el pueblo.
Había pasado más de un año y propusieron una reunión, a la cual invitaron a todos los hombres habituales de la casa de masajes. Para ese evento prepararon una sala que había permanecido siempre cerrada por pertenecer a las dependencias que ellas utilizaban para su vivienda personal en el mismo predio. No faltó nadie.
La estrategia general del GO es expandir el territorio de uno todo lo que sea posible, acatando los puntos débiles del oponente. Hay situaciones en donde dos grupos opuestos deben capturarse el uno al otro para poder vivir, eso se llama carrera de captura. En una carrera de captura el grupo con mayor cantidad de libertades terminará siendo capaz de capturar las piezas del oponente. Las carreras de captura y las cuestiones de vida y muerte son ejemplos de la complejidad y desafíos del GO.
Una vez que ya estaban todos ubicados en sus almohadones y futones, se distribuyó té de jazmín, galletas de jengibre y agua de manzanilla y limón. Acto seguido tomó la palabra la lideresa de ellas y comenzó agradeciendo, a todos, la permanencia y habitualidad. Luego dijo que ese mismo hecho le permitía presumir que se hallaban conformes con el servicio de la casa de masajes. Y a modo de respuesta hubo como una ovación afirmativa de parte de los asistentes. Ella sonrió mirándolos a todos a los ojos, y les aclaró que el tiempo de promoción había finalizado, y que era en extremo necesario hacer su negocio rentable.
En ese momento el escribano le entregó a cada uno un sobre personalizado con la cifra de debían abonar, en concepto de suscriptor o socio, por el lapso de un año a partir de esa fecha, y por contrato, los que se hallaban en su portafolios y que cada uno firmaría, luego, individualmente.
El primero en protestar fue el jefe de policía, que pretendió hacer causa común con el juez y el jefe de bomberos. Pero ella les pidió que no se apresuraran ni alteraran, y los invitó a ver juntos un video editado, haciendo esta aclaración de manera específica y enfática, “editado”. Y comenzó a proyectarse sobre una de las paredes una sucesión de imágenes con todos los presentes, ingresando al local, a diferentes horas, en diferentes días, con diferentes acompañantes, de diferentes sexos. Cortó la proyección antes de que fuera un escándalo, y el escribano, lapicera en mano, comenzó a obtener la firma en cada contrato.
El mismo acto fue preparado, en otro horario, para las mujeres. Resultando con mucha menos resistencia.
Como era de esperarse, la casa de masajes decayó. Iba muy poca gente. Los que no estuvieron invitados a aquellas reuniones. Hombres y mujeres que hacían un esfuerzo para ese instante de relax. Y ellas lo sabían, por eso se esmeraban para que ese esfuerzo valiera el gasto.
La partida termina cuando ambos jugadores “pasan”, es decir cuando ya no quedan más jugadas rentables para hacer. Ahí en cuando se puntúa y se determina quién ha ganado el juego. Pero es sabido que al cabo de una partida de GO uno se queda con el triunfo del juego, y si el otro, es inteligente, se lleva consigo el aprendizaje. Y así, del mismo modo que llegaron, un día se fueron, inadvertidas, a otro pueblo, con otra gente, las damas chinas. –