Mc Tromppo y la Voz
Estaba Mc Tromppo con planes de visita a sus minas de oro en Oruro. Se había enterado de varios deslaves que habían destruido maquinaria pesada. Tomó un vuelo de American Airlines de Miami. Haría escala en La Paz. Era la primera vez que pasaba por esta ciudad. Se quedaría dos días antes de pasar a Oruro. En su ida del aeropuerto de El Alto al Hotel Camino Real vio con asombro una gran cantidad de indios caminando en las calles. Muchos de ellos se dirigían corriendo para ingresar en mini buses, los cuales paraban en cualquier lugar de la calle. No había orden, el tráfico era un caos total. ¡Es Bolivia!, pensó. Dicen que en Bolivia hay once millones de indios, por lo que veo acá, debe haber el doble. Esta ciudad hierve de indios, dijo con sarcasmo, dirigiéndose al chofer. Éste que era empleado de la empresa de Mc Tromppo en La Paz, simplemente atinó a mostrar una sonrisa, como quien escucha y entiende el inglés.
Por cierto, Mc Tromppo era un megamillonario que venía a “ver” sus negocios en Bolivia. Sus asesores más cercanos le habían dicho que siendo Bolivia un narcoestado, no valía la pena que viajará. Sin embargo, sabiendo que perdía muchos millones de dólares porque la mina estaba parada, Mc Tromppo se dispuso llegar a Bolivia de incognito para poner las cosas en su lugar. Y por cierto el chofer sólo recibió la instrucción de recoger a un alto ejecutivo, no le dijeron el nombre. Y así para él, este gringo era simplemente un gil más que había que llevar al hotel.
Después de media hora de recorrido, Mc Tromppo fue dejado en el Hotel Camino Real. En la antesala del mismo, Mc Tromppo hizo el chequeo de ingreso. Se sentía algo mareado. El conserje, que ya conocía la situación de los extranjeros que llegaban a La Paz, le ofreció una caja de “soroche pills” para el mal de la altura. Aunque un poco descreyente, Mc Tromppo aceptó las píldoras.
Estando en su suite, Mc Tromppo abrió su maleta y acomodó algunos enseres en el ropero. El mareo no le pasaba. Entre tomar las pastillas o echarse en la cama prefirió la segunda opción. Se acostó cuidadosamente para darse un descanso y pensaba que quizá así se perdería la sensación de vértigo.
Cuando se echó en la cama y cerró los ojos, el mareo aumento en intensidad. No podía llamar a nadie en ese momento, puesto que había decidido llegar encubierto. Su mente luchaba para mantenerse lúcida… De pronto se vio que estaba flotando entre penumbras. Parecía estar ingresando a un remolino… Ya nada lo podía detener, caía y caía… Después de pasar por un estado de terror en esa caída libre, Mc Tromppo apareció en una especie de playa. Tenía los pies descalzos y mojados. Caminaba sin rumbo. Al poco rato, cuando miró al frente, vio una especie de cueva, con fogatas dispersas. Al aproximarse, verificó que el fuego salía de las entrañas de la Tierra. Alguien le llamaba, debía ingresar en la cueva. Así lo hizo. Fue avanzando lentamente… Un olor a azufre se hacía más intenso. No podía detenerse… Fue penetrando…, hasta que todo se oscureció a su alrededor.
—¡Quién está aquí!, ¡quién me llama!, gritó Mc Tromppo, desesperado. No había ninguna respuesta… Continuó gritando. Y al instante escuchó una voz que retumbaba en su mente. Esa voz era mucho más fuerte que una voz física.
—¿Me llamabas, Tromppo?
—¿Quién eres? ¿Por qué me has traído aquí?
—¿No te acuerdas? Hace cinco días soñaste conmigo, y quedamos de vernos.
Mc Tromppo hacía memoria y recordaba que había tenido una pesadilla el 25 de noviembre.
—¡No puede ser!… Era una simple pesadilla…
—A veces las pesadillas son más que la realidad…
—¿Qué quieres de mí?
—Debo recordarte que tú estás donde estás gracias a mí. Siempre que te enfrascas en tus negocios, “te olvidas”. Me han comentado que tu grupito ha preparado una pandemia para la Tierra.
—Me imaginé que el secre del Gran Grupo te había comunicado al respecto.
—¡No! No me avisó. Yo me enteré de todos los pormenores por mis contactos. Me han dicho que ustedes están preparando una pandemia de virus para disminuir a los habitantes del orbe.
—No tanto así. Exageran. Si no te dijeron tus “contactos”, nosotros simplemente deseamos generar un caos económico para que las bolsas de valores caigan al mínimo y podamos comprar todo lo que se pueda, y así apoderarnos mucho más de la riqueza del planeta. Tú sabes que la economía mundial anda mal, y eso nos afecta. Por otro lado, los movimientos sociales van en aumento en muchos países, y eso es peligroso para nuestros intereses. Y lo peor, mucha gente en los Estados Unidos va apoyando, como candidato a presidente, a un comunistoide llamado Bernie. Así que queremos parar todo de raíz.
—¿Y cómo piensan que se dará la cosa?
—Todo comenzará en la China. Tú sabes que en la China han surgido varios virus mortales. Entonces, nadie averiguará de dónde realmente surgió el coronavirus que lanzaremos. Así de la China se expandirá por otros países. Deseamos que se expanda sobre todo por Europa, que es nuestro principal enemigo comercial. Esto viendo el futuro. Si bien tenemos aliados fuertes en esa región, en el futuro pueden cambiar las cosas. Nuestros futurólogos prevén que Europa, siendo una comunidad, va ir hacia el socialismo. Esto de pronto será imparable. Entonces, ellos nos sugieren que empecemos atacando fuertemente a los países de Europa, independientemente de la ideología de sus gobiernos actuales. Empezaremos por Italia, continuando por España, y así sucesivamente. Entonces, destruiremos sus economías. Estarán por debajo de cero después de la pandemia. Así, Estados Unidos seguirá siendo la vanguardia del mundo…
—¿Y que será de los Chinos y los Rusos?
—La pandemia del virus los atacará también a ellos, pero…
—¡Uhm!, sé que algunos de los socios de tu grupo son chinos y rusos. Seguramente, los efectos “serán leves” en esos dos países… Eso ya me lo sé. ¿Y qué pasará en Estados Unidos?
—También, disimularemos… Al final, nadie cuenta cuántos infectados o cuántos muertos realmente se dan en una pandemia. Como usted sabe, la prensa es de nosotros… La información la manejamos a nuestro gusto.
—Uhm, me parece bien… ¿Sin embargo, quien detendrá las fichas de dominó para que no sigan cayendo y arrastren con todo?
—No le entiendo…
—Es que ustedes se olvidan de las leyes del karma y del dharma. ¡Les importa un pepino! ¡Creen que yo voy a solucionar todos sus problemas! Retumba la voz nuevamente…
—No es eso lo que esperamos de usted, jefe, dijo Mc Tromppo, con voz temblorosa. Se sentía extraño al pronunciar la palabra “jefe”, tomando en cuenta que él era el líder del Gran Grupo en la Tierra.
—¡Carajo! Yo no voy a arreglar sus errores… ¡¡Meten la pata y se las verán conmigo!!, exclamó enfáticamente la Voz…
Al rato, Mc Tromppo abría sus ojos. Su respiración era agitada… Sin embargo, se fue tranquilizando poco a poco. Se levantó y buscó una píldora de “soroche pills”. Mientras caminaba, recordó que las minas de Oruro no estaban a orillas de ríos para que se produzcan deslaves. En ese momento sintió que alguien le había tomado el pelo y había provocado su viaje a Bolivia.
Biografía
Iván Prado Sejas, escritor, es autor de novelas, cuentos y poesía. En el ámbito literario recibió un premio del Ministerio de Cultura y Deportes de Bolivia (1998) por la novela Inka Kutimunña (El Inca ha regresado). Publicó varias novelas como Hananpacha, Amazonas, Samay Pata y otras. Asimismo, publicó cuentos, en Los Sueños del Padre, Cuentos en 2 minutos y en otras antologías. Igualmente, publicó poemarios, relatos, artículos, ensayos, entrevistas y comentarios sobre literatura fantástica y literatura en general en periódicos, revistas, blogs y webs nacionales e internacionales. Es Presidente de PEN BOLIVIA y Docente de la UMSS.