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Cuarentena, redes sociales y política

La pandemia mundial del coronavirus ha trastocado nuestras vidas, nuestra intimidad y nuestras formas de relacionarnos. Luego de que esto pase (algo incierto aún), no volveremos a ser los mismos.

Como nunca antes, pese a todo el avance de la ciencia y la tecnología en los últimos 70 años de la humanidad, nos sentimos endebles y frágiles –como una hoja de papel– ante un virus que nos amenaza mortalmente. 

Ante este escenario, la virtualidad a invadido nuestro quehacer cotidiano. Específicamente, y ahora más que nunca, con mayor intensidad, la red más popular en el mundo, el Facebook, es la plataforma a través de la cual interactuamos, mostramos lo que hacemos, expresamos lo que sentimos, se imaginan que fuerte es esta última afirmación en estos tiempos de individualismo. Un fenómeno tecnológico, que, además, ha pulverizado las fronteras territoriales y nos ha permitido comunicarnos online desde un punto x prácticamente con cualquier parte del mundo que tenga acceso a internet.

En el ecosistema boliviano, han sido los músicos (no solo en Bolivia sino en todo el mundo) los que, ante la ausencia de escenarios públicos por las medidas necesarias y acertadas tomadas por el gobierno, han tomado el espacio virtual y nos han regalado día tras día, noche tras noche, su arte para sobrellevar la cuarentena.

Hemos visto a músicos haciendo transmisiones a través de Facebook Live desde todas partes del mundo: Alejandro Sanz, Juanes, Fito Paez, Pedro Aznar, a don Luchito Aldana y su hijo Horacio, Sergio Antezana, Juan Carlos Rios, Weimar Baldiviezo, Grillo Villegas (transmisión que tuvo más de 17.000 comentarios, más de 109.000 reproducciones y más de 3.500 veces compartido, todo en un par de horas), entre muchos otros, dando lo mejor de su arte para sus públicos. En algún momento tendremos que devolver algo de lo que nos están dando.

Además, a través de Facebook, hemos aprendido a elaborar pan multivitamínico, también un buen silpancho y un lomo borracho, hemos mostrado nuestro lado más solidario, ofreciéndonos como voluntarios para ayudar a las personas de la tercera edad, le hemos dado fuerza a la plataforma Tik Tok, hemos viralizado miles y miles de mensajes para prevenir el coronavirus, nos hemos reído haciendo sátira de la pandemia, nos hemos puesto tristes al ver la cantidad de muertos en Italia, España y Ecuador y hemos llorado al ver la imagen viral de gente que no puede darle el último adiós a sus seres queridos o la imagen del médico que en un ascensor no puede darle un abrazo a su pequeño hijo por el temor de contagiarlo. 

También nos hemos oxigenado un poco de mensajes políticos, pues los candidatos se han visto obligados a guardarse sus baterías de mensajes para no sucumbir ante las críticas, ya que, en estos momentos, nada, absolutamente nada, es más importante que prevenir el avance de la pandemia. Asimismo, la coyuntura de emergencia sanitaria ha obligado a los candidatos a ser inteligentes con su comunicación política.

Sin embargo y más allá de la creatividad de sus mensajes, los políticos deben tener cuidado y no deben olvidar que vivimos una nueva democracia de las masas y en estos momentos están atentos a lo que se dice en Facebook sobre el coronavirus, además, a la gente, en esta coyuntura, le interesa –más que nunca– sus necesidades cotidianas y el día que tiene que salir al mercado, antes que las venganzas entre políticos. Es decir, lo último que le interesa son elecciones.

Cuando el sociólogo y economista español Manuel Castells dice que “ya estamos en una sociedad red”, se refiere a estos aspectos que menciono más arriba, a esa poderosa comunicación digitalizada en todos los ámbitos de la vida, la política, la economía y, por supuesto, las relaciones personales. 

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