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Cuando “Butch” y “Sundance” dejaron sus huesos en Bolivia

Arturo Arias Delgado

“Butch” tenía 40 años en 1908.

Sus recuerdos, variados y llenos de adrenalina, iban a ser enterrados en el lejano pueblo boliviano de San Vicente, tan distinto de lo que él consideraba como “civilización”.

Era el 6 de noviembre. Varios hombres, fuertemente armados, rodearon la casa en la que se encontraba con su amigo y cómplice, “Sundance Kid”. Terminado el tiroteo, ambos pasaron de ser forajidos del Oeste estadounidense a enigmática leyenda.

Robert LeRoy Parker era conocido como “Butch Cassidy”: “Butch” de “butcher” (carnicero, en inglés) cuando trabajaba en una carnicería en Wyoming, mientras que “Cassidy” se lo puso en recuerdo de su amigo Mike Cassidy, un ladrón de caballos y ganado.

“Butch” comenzó su “carrera” delincuencial robando ropa, siguió como asaltante de trenes y bancos. En 1894 fue a prisión por dos años acusado de robar caballos. Se relacionó con un grupo de criminales con el que formó la banda Wild Bunch (“La Pandilla Salvaje”). Al poco tiempo se incorporó Harry Alonzo Longabaugh, alias “Sundance Kid”, quien le acompañaría hasta su muerte.

Entre sus acciones delictivas estuvieron las emboscadas, robos y tiroteos. Para acabar con estos antisociales, la justicia estadounidense los persiguió denodadamente.

“Butch” y “Sundance” decidieron huir al sur, ¡muy al sur! Llegaron a Argentina, país remoto para ellos en aquella época pero muy atractivo por ser la meca de los inmigrantes de todo el mundo; sin embargo, tuvieron que escapar a Chile luego de cometer fechorías, y finalmente a Bolivia en 1908.

Tras analizar su situación, convinieron en asentarse en Santa Cruz, comprar una hacienda y criar ganado, pero requerían efectivo. Para ello, hicieron lo que más sabían. En Potosí asaltaron un correo con dinero destinado al pago de los trabajadores de las minas de propiedad de nada más y nada menos que de la familia Aramayo, tan conocida en nuestro medio.

Entonces, optaron por dirigirse al norte, hacia Uyuni. Llegaron al pueblito de San Vicente, donde alguien los denunció por notar que tenían a un cautivo cuadrúpedo: una mula de la mina Aramayo.

Esa noche, militares del Regimiento Abaroa y algunos policías de Uyuni se enfrentaron a los bandidos. El tiroteo duró toda la noche. “Butch” mató a un soldado, se dice que fue su única muerte, y Sundance cayó herido. Durante una pausa en el tiroteo, se escucharon dos balazos.

Al día siguiente, los soldados ingresaron al refugio. Al parecer, “Butch” terminó el sufrimiento de su amigo herido y después se suicidó.

Hasta la fecha no se pudo encontrar los cuerpos de los bandidos, lo que ocasionó especulaciones de que estos habrían salido con vida y que retornaron a los Estados Unidos, otros dicen que a París. Sin embargo, tanto para los de San Vicente como para los bolivianos, estos malhadados personajes dejaron sus huesos en estas tierras.

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