Dentro de poco Cochabamba celebrará un aniversario más en medio de una decadencia política, sin grandes obras y embaucada por eternas promesas.
La semana anterior, se supo que el famoso proyecto del tren metropolitano terminó siendo un tranvía a raíz de una nota de prensa de la empresa que construye los trenes, TKK San Petersburgo de Stadler Rail en Bielorrusia.
Ante esta situación, el gobernador de Cochabamba Iván Canelas pidió no hacer una polémica “por algo que no tiene importancia”. El proyecto del tren fue adjudicado con varias cuestionantes, en 2017, por 447 millones de dólares. Por otra parte, varias gestiones municipales prometen cambios en el transporte público. El alcalde electo, José María Leyes, apostó a los llajtabuses que nunca fueron prioridad debido a las alianzas con los sindicatos de transportistas.
Cochabamba, a diferencia de Santa Cruz y La Paz, está relegada del desarrollo en su sistema de transporte. Sin embargo, existen problemas que preocupan aún más, como la tala de árboles, los constantes incendios en el parque Tunari y la basura en las calles. La diferencia es que, en estos casos, existe una responsabilidad compartida entre ciudadanos y autoridades.
Los cochabambinos deben luchar por construir una Cochabamba mejor, por dejar de aspirar a ser una ciudad dominada bajo los intereses sindicales. Que la celebración de este aniversario nos ayude a reflexionar sobre las necesidades de esta ciudad y nos empuje a asumir acciones para promover un cambio de actitud.