Por: Jorge Gómez Naredo
No es fácil hacer periodismo hoy…, y menos vivir de él.
Antes, los grandes medios tenían viabilidad económica, y proporcionaban a sus empleados (los periodistas) cierta seguridad. Esto provocaba que un periodista se sentara, planeara una hoja de ruta, investigara, entrevistara, escribiera, corrigiera, le diera otra pensada, investigara más, platicara con más personas, agregara párrafos y citas y notas y por fin, volviera a revisar y cuidara su escritura, su sintaxis, su ortografía. El producto: un buen reportaje, una buena crónica. Claro, por este trabajo, el periodista recibía un ingreso: tenía la seguridad de que obtendría un pago a su labor, por su trabajo.
Esto no sucedía siempre, y no en todos los países o en todos los periódicos o radiodifusoras o televisoras, pero sí en bastantes espacios, que no eran pocos.
Hoy las cosas han cambiado. Y aunque debería actualmente el periodismo (hablamos de algo que podríamos llamar el “bueno periodismo”) de gozar de una salud muy estable, la verdad es que las cosas van mal. Muy mal.
II
Ignacio Ramonet, en su precioso (crudo, crítico, poco alentador) libro La explosión del periodismo. De los medios de masas a la masa de medios, retrata de forma nítida la crisis de los grandes medios de comunicación. Poco dinero ingresa por publicidad privada, lo que provoca o el despido de los empleados o la precarización en sus condiciones laborables.
Sí, quizá muchos, al leer esto, digan: pero, es que han surgido medios nuevos, portales de internet que tienen mucha “viralidad” y que producen un montón de información. Sí y no. La mayoría de esos portales tienen un ciclo bastante corto: nacen con muchas ganas, con mucha inventiva y creatividad, y conforme avanzan, las cosas van desgastándose. La gente que comenzó con ganas, al no encontrar un modelo económico viable de subsistencia en el portal, dejan de trabajar, o trabajan con menos ganas: un día se hartan y se van. El portal es abandonado o cierra. Esto puede pasar en un período de unos dos, tres, cinco meses. Y es que, hasta ahora, no se ha demostrado que una persona pueda vivir sin comer.
Además, claro está, esos portales suelen “producir”, en su mayoría, notas pequeñas, retomadas de otros medios, sin mayor desarrollo. Es decir, no es que hagan un gran periodismo, sino que solamente son repetidores de la información que hay en las redes sociales. Juegan, más que nada, a tener muchos “likes” en Facebook o seguidores en Twitter. No a hacer buen periodismo.
¿Y el “buen periodismo”?, ¿y las investigaciones a profundidad?, ¿y la crónica bien escrita, cercana a la literatura? ¿Y todo lo bueno que debe tener el periodismo?
III
Hacer un portal de internet es más fácil que echar a andar un periódico. De eso no hay ni la menor duda. Eso es una ventaja de las nuevas tecnologías: uno no tiene que comprar una rotativa o mandar a maquilar, a precio de oro, su periódico. Sin embargo, esto no indica (el ahorro en “salir en línea” y no en “papel”) que los portales de noticias vayan a ser exitosos y duraderos. Y es que, el problema, el gran problema de este modelo de medio de comunicación es la cuestión de hacerlo rentable. Al menos que dé para comer.
Las empresas, las pequeñas, las grandes, y las gigantes, gastan cada día más dinero en publicidad (es decir, el alimento de los medios de comunicación). Sin embargo, esta publicidad, que antes era para los medios de comunicación (prensa escrita, radio y televisión), hoy la acaparan principalmente dos empresas: Facebook y Google.
¿Cómo un portal de noticias, que pretende hacer periodismo, pueda competir contra estos dos gigantes? Imposible. Pongamos un ejemplo.
Un portal de noticias solamente vive de la publicidad. Imagínese que usted es el dueño, o uno de los socios, y desea “vender publicidad”. Si tiene un buen número de visitas, ofrecerá sus servicios: un pequeño recuadro en la pantalla, dos mil pesos al mes (así, barata la cosa, para que se animen los anunciantes), otro más grandecito, cinco mil, uno así gigante diez mil.
Los compradores de publicidad, siguiendo las reglas del mercado, simplemente no decidirán anunciarse con usted (que tiene, digamos, o cinco mil o diez mil al día) por unos 20 mil pesos al mes, sino que lo harán en Facebook y en Google. Ambas empresas tienen alcances de millones de personas y a precios bastante razonables, mucho más que los que usted pide. De ganga. Las diferencias son enormes, y los beneficios para el anunciante, evidentes.
Facebook lo que vende es su base de datos y la cantidad de personas que usan a diario esta red social: el anunciante, gracias a potentes y precisos algoritmos, puede elegir a cuántos posibles clientes desea que llegue su anuncio, de qué edad, con qué gustos, con qué aficiones. En Google es lo mismo: si alguien busca servilletas, y usted vende servilletas, si le paga a Google, él pondrá, en el buscador, y en los anuncios de millones de páginas, promociones de su empresa. Y todo a un costo muy económico, mucho menor que los veinte mil pesos que un portal de periodismo local pide generalmente por publicitar una empresa a un público “general” (no buscador de servilletas).
Así pues, estos dos gigantes se comen toda la publicidad, y por eso son empresas multimillonarias. Y por eso tienen tantos empleados. Y por eso son mundiales. Y por eso están jodiendo al periodismo, especialmente al local, al que se hace en medios tradicionales (a ellos también les afecta este tipo de publicidad) y a los nuevos portales, que no venden su publicidad porque nadie se las compra.
La cosa es tan maquiavélica, que cuando usted se da cuenta que no va a vender ni un céntimo de publicidad en su página de periodismo, decide alquilar (sí, usted) el espacio que no se le vendió ¡a Google! Esta empresa, con sus potentes algoritmos, hará negocio con el espacio de su página, y a usted le dará una bicoca por el alquilar de dicho espacio. Digamos que unos centavos por miles de visitas.
Así de injusto. Así de ruin.
IV
Quien haya intentado hacer viable económicamente un portal de periodismo en internet, sabrá que esto que se contó es la puritita verdad. Ahora bien, Facebook y Google no solamente afectan a los pequeños portales, sino que tienen efectos negativos en todos los medios de comunicación, incluso a los grandes, a los que tienen años, los gigantes, los monstruos (por su número de impacto y de empleados)
Por eso, hace unos días, la New Media Alliance (una recién creada organización que en, poco tiempo ha logrado unir a más de dos mil medios de comunicación -incluyendo The New York Times y The Wall Street Journal-), pedió al Congreso de los Estados Unidos que haga algo al respecto. En un comunicado, indicó:
“Hoy, la New Media Alliance – que representa a casi 2.000 medios de comunicación – pidió al Congreso que permita a los editores negociar colectivamente con las plataformas en línea dominantes. El objetivo es posibilitar que los editores entablen pláticas con los dos distribuidores dominantes de contenido de noticias en línea: Google y Facebook, en aras de encontrar modelos de negocios para asegurar la sobrevivencia a largo plazo del periodismo local”.
La Alliance, que tacha de duopolio a Facebook y a Google, pide que las negociaciones de los medios de comunicación locales con estos dos gigantes sean justas y que no se observe solamente el interés monetario de Facebook y Google, sino que se tenga como objetivo la sobrevivencia de un periodismo de calidad, crítico, necesario para cualquier democracia.
V
Las nuevas tecnologías (que abarcan las redes sociales), que trajeron una potencialidad jamás vista para ampliar los canales de comunicación del periodismo, han tenido, hasta ahora, un efecto negativo en la creación y sobrevivencia de éste.
Sin duda, el acceso a la información de calidad, contextualizada, explicada, crítica, bien planteada, puede ser gratuita: entre más gente tenga acceso a ella, una sociedad será mejor, más reflexiva. Pero habrá que pensar que el buen periodismo no se hace sin recursos. Por eso es necesario encontrar un modelo de negocios que sea sustentable, y que permita que los periodistas vivan dignamente, que tengan seguridad laboral, y que dispongan tiempo para hacer buen periodismo y no la simple recuperación de información o la publicación de boletines oficiales.
En México no hay una alianza de medios de comunicación, y el sistema que ha posibilitado que muchos de ellos sobrevivan (depender de la publicidad oficial), hace que el periodismo (y los periodistas) se encuentren en una situación de mucha mayor vulnerabilidad que en Estados Unidos o Canadá.
Por eso, los legisladores mexicanos deben hacer algo al respecto. Algo que posibilite que los medios de comunicación (los nuevos y los viejos) puedan hacer eso que hace mucha falta en México: buen periodismo. Es algo importante, algo que debe ser parte de las discusiones sobre la democracia en este país.