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Bolivia sólo supera a Venezuela en el ranking sobre IA

En un momento en que la inteligencia artificial redefine el modo en que aprendemos, trabajamos y tomamos decisiones, América Latina comienza a medir su capacidad para adaptarse a esta transformación tecnológica. Este octubre, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Centro Nacional de Inteligencia Artificial de Chile (Cenia) presentaron el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA 2025), una herramienta que evalúa el nivel de preparación, adopción y gobernanza de la IA en 19 países de la región.

El resultado para Bolivia es preocupante: ocupa el puesto 18, sólo por encima de Venezuela, lo que la posiciona entre los países con mayor rezago en el desarrollo de esta tecnología clave para el futuro.

El ILIA 2025 se construye sobre más de 100 subindicadores agrupados en tres dimensiones: factores habilitantes, que incluyen conectividad, infraestructura digital y formación de talento; investigación, desarrollo y adopción, que analiza la inversión en ciencia y tecnología, el uso de IA en sectores productivos y la presencia de ecosistemas de innovación, y finalmente gobernanza, que considera la existencia de políticas públicas, marcos regulatorios y principios éticos para el uso responsable de la IA.

Cada país recibe una puntuación sobre 100, y Bolivia se encuentra por debajo de los 40 puntos, muy lejos del promedio regional.

En la dimensión de factores habilitantes, Bolivia muestra una infraestructura digital limitada. La cobertura de internet es baja, especialmente en zonas rurales, y la calidad del servicio no permite el acceso fluido a plataformas educativas ni a herramientas de IA. Según el informe, menos del 50 % de la población tiene acceso a internet de calidad, lo que restringe el desarrollo de capacidades digitales en amplios sectores de la sociedad.

En cuanto a formación de talento, el país enfrenta una escasez crítica de profesionales especializados en inteligencia artificial, ciencia de datos y programación avanzada. Las universidades bolivianas ofrecen pocos programas en estas áreas, y la mayoría de los profesionales en tecnología no cuentan con capacitación específica en IA. Esta carencia limita la capacidad del país para generar innovación local y depender menos de soluciones importadas.

La inversión en investigación y desarrollo es otro punto débil. Bolivia destina menos del 0,2 % de su PIB a este rubro, muy por debajo del promedio latinoamericano. Esto se traduce en pocos centros de innovación, escasas startups tecnológicas y una débil articulación entre el sector académico, el privado y el Estado. Mientras países como Chile aplican IA en salud, educación y agricultura, Bolivia aún depende de procesos manuales y tradicionales.

En la dimensión de gobernanza, Bolivia no cuenta con una estrategia nacional de inteligencia artificial. No hay políticas públicas claras ni legislación específica que regule el uso ético y responsable de esta tecnología. Esta ausencia de marco normativo coloca al país en una posición vulnerable frente a los riesgos de automatización, decisiones algorítmicas sin supervisión y brechas éticas.

Chile lidera el índice con 73,07 puntos, seguido por Brasil (67,39) y Uruguay (62,32), países que han logrado combinar formación especializada, políticas públicas sólidas y un entorno favorable para el desarrollo de proyectos locales. Más arriba que Bolivia se encuentran Honduras, Guatemala, Cuba y Paraguay, que si bien también enfrentan desafíos, han mostrado avances en conectividad, educación digital o regulación emergente. Venezuela, en cambio, cayó seis posiciones respecto al año anterior y ocupa el último lugar del índice.

El ILIA 2025 no solo muestra dónde estamos, sino hacia dónde deberíamos ir. Bolivia necesita una estrategia nacional de IA que combine inversión en conectividad, formación técnica desde secundaria, fomento a la innovación y regulación ética. La inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa para mejorar servicios públicos, reducir desigualdades y abrir nuevas oportunidades. Pero para eso, hay que actuar con urgencia y visión de futuro, porque en esta carrera, quedarse atrás no es una opción.

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