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Bolivia integra la piscicultura sostenible en su política nacional para potenciar su riqueza acuícola

Raúl Perez / ANA – Agencia de Noticias Ambientales

En un país sin litoral, donde la riqueza acuática a menudo pasa desapercibida, Bolivia da un paso histórico al incorporar la piscicultura sostenible en su política nacional. Esta decisión no solo promete transformar la economía y la seguridad alimentaria, sino también posicionar al país como un referente en la gestión sostenible de sus recursos hídricos y acuícolas.

Por primera vez en su historia, la piscicultura boliviana será incluida en la planificación del desarrollo económico nacional, marcando un hito en este sector estratégico. Durante el III Simposio Internacional de Piscicultura, celebrado en Santa Cruz de la Sierra del 11 al 13 de diciembre, se anunció la propuesta de incorporar un plan estratégico en el próximo Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) 2026-2030. Este avance posiciona a la piscicultura como un motor clave para el desarrollo sostenible de Bolivia, resaltando su potencial transformador al combinar innovación, conservación e inclusión social.

Foto: Peces para la Vida

Bolivia, que alberga más de 930 especies de peces y un ecosistema hídrico diverso, enfrenta retos cruciales para consolidar la piscicultura como una actividad sostenible. Entre los desafíos más urgentes, los especialistas advirtieron sobre el impacto del cambio climático: un aumento de 2°C podría reducir hasta un 20% la productividad en regiones como la Amazonía. Asimismo, los elevados costos de insumos importados limitan la competitividad de los productores. Sin embargo, innovaciones como el uso de hojas de almendro para regular el pH en cultivos de tambaquí y la inclusión de alimentos locales en la dieta de truchas han demostrado reducir costos en un 30%, abriendo posibilidades para un modelo más accesible y eficiente.

«Bolivia enfrenta un punto de inflexión en su desarrollo acuícola. Es urgente avanzar hacia la eficiencia, diversificar especies y garantizar la sostenibilidad económica y ambiental,» comentó Alessandro Lovatelli, oficial de pesca y acuicultura de la FAO.

El simposio también destacó la importancia de la inclusión social. Actualmente, las mujeres representan el 60% de la fuerza laboral en la piscicultura boliviana, desempeñándose en áreas clave como la gestión de calidad del agua y la comercialización. Sin embargo, enfrentan barreras significativas en espacios de toma de decisiones. “Es fundamental fortalecer sus capacidades y prevenir la violencia de género en este sector clave para la equidad,” destacó un participante. Verónica Hinojosa, especialista en género de Peces para la Vida, agregó: “Las asociaciones de piscicultores enfrentan estereotipos y roles tradicionales, pero las iniciativas locales están generando oportunidades para incrementar la equidad y el empoderamiento de las mujeres.”

Otro tema prioritario abordado fue la conservación de recursos hídricos y el uso eficiente del agua. Las mesas de trabajo propusieron integrar prácticas ambientales en toda la cadena productiva, mejorar la coordinación entre actores públicos y privados, y fomentar la investigación científica y tecnológica. Según Sandro Loris, especialista de EMBRAPA, «La calidad del agua y la gestión sanitaria son pilares fundamentales para el éxito de la piscicultura, donde la prevención de enfermedades podría reducir pérdidas globales estimadas en más de 9 mil millones de dólares anuales.»

El simposio no solo identificó retos, sino que ofreció soluciones concretas:

  • Acceso a mercado para mejorar la infraestructura comercial y fomentar alianzas público-privadas para la transferencia tecnológica.
  • Diversificación de productos para impulsar la demanda de pescado en Bolivia, donde el consumo per cápita es de solo 2.5 kg anuales.
  • Inversión en capacidades para fortalecer la formación técnica de productores con énfasis en biotecnología y sostenibilidad.

Como parte del evento, se realizó una muestra gastronómica para destacar el valor de la acuicultura como patrimonio alimentario. Escuelas de gastronomía, chefs y emprendedores presentaron innovadoras preparaciones como cuñapés de harina de pescado, hamburguesas, jocos rellenos de tambaquí, canapés de pacú y ceviche fresco. Estas degustaciones mostraron la versatilidad de los peces bolivianos, promoviendo su inclusión en la dieta nacional y fomentando el consumo sostenible.

Marcelo Añez, consultor técnico de acuicultura de la FAO, destacó que se entregó la propuesta para que Bolivia sea sede de LACQUA 2026, el Congreso de Acuicultura para América Latina y el Caribe de la Sociedad Mundial de Acuicultura (WAS). Este evento, que se proyecta realizar en Santa Cruz de la Sierra, se posicionaría como el mayor espacio de intercambio y cooperación técnica en acuicultura a nivel mundial, fortaleciendo la visibilidad y las oportunidades del sector boliviano.

El evento fue organizado por el proyecto Peces para la Vida – Empoderamiento y Sostenibilidad, ejecutado por World Fisheries Trust, Royal Road University, CEPAC, IMG y financiado por el Gobierno de Canadá. Contó además con el apoyo de la FAO, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF), la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA) y la Universidad Indígena Boliviana Casimiro Huanca. Esta sinergia reunió conocimientos, experiencias y voluntades en favor de un objetivo común.

El III Simposio Internacional de Piscicultura marcó un antes y un después para este sector en Bolivia. Con planificación estratégica, voluntad política y colaboración multisectorial, el país tiene la oportunidad de liderar la región en acuicultura sostenible, garantizando alimentos de calidad, conservación ambiental e inclusión social para las generaciones futuras.

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