Rodrigo Paz Pereira encabeza la segunda vuelta presidencial con el 54,5% de los votos válidos, frente al 45,5% obtenidos por Jorge Quiroga Ramírez, según el cómputo oficial del Tribunal Supremo Electoral (TSE), que alcanzó el 98,98% de las actas computadas hasta la mañana del 22 de octubre de 2025. La presentación del 100% del conteo nacional está prevista para esta misma jornada, y la proclamación oficial de resultados se realizará en las próximas 48 horas.
La participación ciudadana fue del 87,2% del padrón electoral, una cifra que supera el promedio histórico de comicios presidenciales. El proceso fue supervisado por 19 misiones de observación nacional e internacional y transcurrió sin incidentes graves, según el reporte oficial del TSE. El vocal Gustavo Ávila destacó que “el proceso electoral fue transparente, seguro y ejemplar en términos de participación democrática”.
La victoria de Paz marca el fin de dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS), que gobernó Bolivia entre 2006 y 2025. El candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC) asumirá el cargo el próximo 8 de noviembre, en medio de una crisis económica, institucional y social sin precedentes. Su mandato se extenderá hasta el año 2030, y su principal desafío será recuperar la confianza ciudadana y estabilizar un país golpeado por la recesión y el desgaste institucional.
Bolivia enfrenta su primera recesión en casi 40 años, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) del -2,4% en el primer semestre de 2025, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). La inflación interanual supera el 23%, mientras el déficit comercial alcanza los 579 millones de dólares. Las Reservas Internacionales Netas (RIN) han descendido a 3.482 millones, lo que representa una pérdida de más del 75% respecto a 2014. La escasez de combustibles ha paralizado sectores clave como el transporte y la agricultura. En varias regiones del país se reportan filas de hasta ocho horas para acceder a gasolina, y más del 90% de la maquinaria pesada municipal permanece fuera de servicio.
En abril, el Banco Central de Bolivia (BCB) ejecutó una venta anticipada de tres toneladas de oro, sin desplazamiento físico, obteniendo 388 millones de dólares en divisas líquidas. El presidente del BCB, Edwin Rojas, explicó en su informe oficial que “la operación permitió evitar el incumplimiento de pagos internacionales y asegurar la provisión de combustibles en el segundo semestre”. Añadió que “Bolivia se benefició de un incremento en el precio del oro, logrando un ingreso adicional de 118 millones de dólares gracias a coberturas financieras”. Actualmente, Bolivia posee 23,82 toneladas de oro, de las cuales solo 5,78 están en bóvedas físicas dentro del país. El resto se encuentra en depósitos internacionales o en tránsito para refinación.
Rodrigo Paz ha delineado los ejes de su programa de gobierno en sus declaraciones posteriores a la elección. Propone una reactivación económica basada en la inversión privada, la renegociación de contratos gasíferos y el fomento de exportaciones no tradicionales. En el ámbito institucional, plantea una lucha frontal contra la corrupción, el fortalecimiento del sistema judicial y una descentralización efectiva. En educación y empleo juvenil, propone la creación de un fondo nacional para el primer empleo y la modernización del sistema educativo con enfoque tecnológico. También ha anunciado una auditoría a YPFB, la revisión de subsidios y una transición hacia energías renovables. Finalmente, convocará a un pacto social con sectores empresariales, indígenas, sindicales y académicos.
En su primer mensaje tras la victoria, Paz afirmó: “Bolivia necesita un gobierno que escuche, que construya y que no repita los errores del pasado. Gobernaremos con transparencia y sin revancha”. El presidente del TSE, Óscar Hassenteufel, declaró esta mañana: “Estamos en la recta final. Bolivia ha demostrado que puede renovar su democracia con madurez y respeto institucional. Ahora corresponde al nuevo gobierno responder con responsabilidad y visión de país”.
La expectativa nacional se centra ahora en la proclamación oficial de resultados y en los primeros anuncios del gabinete presidencial. El país observa con atención cómo se configurará el nuevo ciclo político, en medio de una crisis que exige decisiones audaces, consensos amplios y una hoja de ruta clara para la reconstrucción.