Gonzalo Miranda
El 26 de agosto, la Policรญa Forestal y de Preservaciรณn del Medio Ambiente (POFOMA) en Cobija, capital del departamento de Pando, recibiรณ una denuncia formal por casos de biocidios de jaguar. La presentaciรณn fue impulsada por activistas y ciudadanos preocupados por la creciente ola de muertes de este felino, sรญmbolo de los bosques amazรณnicos.
La denuncia no surge de un hecho aislado. El 18 de agosto se registrรณ el asesinato de un jaguar en el municipio de Bella Flor, presuntamente en la comunidad de Santa Lourdes. La evidencia, en forma de fotografรญas, fue entregada a las autoridades. Apenas tres dรญas despuรฉs, otra imagen estremeciรณ a la opiniรณn pรบblica: una persona utilizรณ como foto de perfil en redes sociales la imagen de un jaguar sin vida. El material, acompaรฑado de coordenadas, fecha y hora, revelรณ que la captura ocurriรณ el 20 de agosto a las 16:00 horas.
Ante la gravedad de estos hechos, los denunciantes recurrieron a instancias nacionales y departamentales: el 25 de agosto en POFOMA Nacional, en La Paz, y un dรญa despuรฉs en Cobija.
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El trasfondo de estas denuncias adquiere mayor relevancia tras la declaratoria del jaguar como Patrimonio Natural Departamental de Pando. El 15 de mayo de 2024, la Asamblea Departamental aprobรณ una ley que no solo reconoce la importancia ecolรณgica y cultural del felino, sino que tambiรฉn establece el 22 de mayo como el โDรญa Departamental del Jaguarโ.
La norma busca promover la conservaciรณn de la especie y de su hรกbitat, ante mรบltiples amenazas como la deforestaciรณn, expansiรณn agrรญcola, pรฉrdida de hรกbitat y la caza ilegal. El jaguar, ademรกs de ser un รญcono amazรณnico, asegura el equilibrio de los ecosistemas y la supervivencia de numerosas especies que dependen del mismo entorno.
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Los biocidios de jaguar son el reflejo de tensiones sociales y econรณmicas que atraviesan a las comunidades amazรณnicas. La expansiรณn de la frontera agrรญcola y ganadera ha generado conflictos directos entre el hombre y la fauna silvestre. Muchos pobladores ven al jaguar como una amenaza para su ganado, lo que provoca que sea perseguido y asesinado.
A este panorama se suma la existencia de mercados ilegales que trafican pieles, colmillos y otras partes del animal hacia redes internacionales. La dรฉbil presencia del Estado en รกreas rurales, la falta de control y sanciones efectivas, y el desconocimiento de la legislaciรณn ambiental alimentan esta problemรกtica.
Los defensores del medioambiente seรฑalan que matar jaguares ademรกs de acabar con la vida de un animal protegido, tambiรฉn pone en riesgo el trabajo colectivo para que Pando sea un verdadero territorio de conservaciรณn.
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El gran desafรญo estรก ahora en manos de las autoridades: garantizar que estas denuncias no queden en el olvido y que los responsables de los biocidios enfrenten la justicia.
Organizaciones civiles y activistas de Pando ya anunciaron que darรกn un seguimiento constante a las investigaciones, con el propรณsito de asegurar justicia para el jaguar y sentar un precedente que frene futuros crรญmenes contra la biodiversidad amazรณnica han encontrado una forma simbรณlica de respaldar su causa con mรกscaras de jaguar que representan la voz silenciada de este felino repiten un mensaje que se ha convertido en consigna:
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