“Me mostraron la foto de un colega fotógrafo para que le dé información sobre él; yo me he negado”, afirmó el fotoperiodista «Soy el Gas» de Página Siete, minutos después de ser liberado tras su detención y traslado a instalaciones de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de la ciudad de La Paz.
Las condiciones en las que trabajan los periodistas de Cochabamba y del país son precarias para el ejercicio diario de la profesión y se agudiza más esta situación cuando la cobertura debe reflejar los hechos de un país en crisis. Los dueños de medios de comunicación masiva son responsables de ello en gran medida.
Sin embargo, las posturas violentas y polarizadas de cada bando, se han convertido en el peor escenario para hacer una cobertura. Durante estos días de conflicto, varios colegas periodistas fueron agredidos, recibieron pedradas, fueron impactados por petardos y también retenidos en El Alto.
A raíz de ello, la Delegación Defensorial Departamental de Cochabamba, reiteró el llamado a los sectores movilizados para que respeten el trabajo y la dignidad de los periodistas, camarógrafos y fotógrafos. También se sumó una declaratoria de emergencia de periodistas de La Paz exigiendo seguridad para el ejercicio laboral.
“Él me dice que nunca le pasará nada, pero sé que le llegó una pedrada por los moretones que tiene en su mano; sé que le afecta respirar cada noche (por el) gas lacrimógeno por la voz ronca y el dolor de cabeza que le aqueja”, le escribió Ibeth Carvajal a su esposo que es corresponsal de El Deber en La Paz.
Los periodistas se arriesgan en las calles para informar a la población, al igual que cualquier ser humano, tienen familia, hijos, papás o esposa. Están ahí porque necesitan trabajar. La ciudadanía está en todo el derecho de exigir cobertura a una denuncia, de pedir mayor investigación, que exista rigor informativo, que exista equilibro e imparcialidad, pero nunca usando la violencia como un recurso.