Blog Post

News > Ensayos > Agustín Acosta Bello y su centenaria Hermanita

Agustín Acosta Bello y su centenaria Hermanita

 Amalia Cordero / Cuba

Vamos hacia los sueños

Pues estamos unidos / Y somos tan pequeños, / Vamos hacia los nidos, / Vamos hacia los sueños / Disgregar es odiar./ Amor es lazo: no repelas a nadie./ Da tu beso y tu abrazo /como si dieras todo tu tesoro./ No es rico el que más tiene / sino el que más da./ Somete toda roca a la fuerza de tu pico,/ y a tus alas de amor todo grillete.

    En abril del 2023, este fragmento del poema, ha cumplido cien años de publicado. Aparece en el libro Hermanita del poeta cubano, Agustín Acosta Bello. Hermanita es un canto canto a  su historia de amor con Isabel, la primera esposa, la que, en los inicios, fue su mejor amiga. El nombre lo sugiere y en su lectura descubrimos el tránsito de una admiración muy personal surgida de las confidencias y coincidencias entre los pensamientos y agobios de la muchacha y la sensibilidad del poeta que puso su hombro como respaldo:

La vibración de las estrellas / Me trae tu música, / ¡oh pensativa que sueñas lejos. / Tú, vaga música

…Yo soy una orquesta en sordina / Una caja de música, / y tú, hermanita, en ella eres / la nota única. 

Agustín Acosta Bello, Cuba (1886-1979) Miami. Es un escritor en dos tiempos. Durante la primera mitad del siglo XX su nombre estuvo muy activo en las críticas de la prensa y en importantes círculos literarios de la Habana y en el ámbito hispanoamericano aparecen publicaciones suyas en Venazuela , Perú, Chile y España donde tenía contacto con escritores de esa época. Durante muchos años lo definieron como uno de los escritores más prolíferos de la Poesía Nacional, considerado como el mejor poeta cubano, hasta ser declarado Poeta Nacional de Cuba, en 1955. De él se admiran los que lo conocieron y los que lo hemos encontrado entre cuartillas dispersas, en Jagüey Grande y Martanzas y otros que aún rastrean sus obras en publicaciones muy antiguas en otros países.

Agustín Acosta en 1959, a sus siete décadas vividas se mantiene en la ciudad de Matanzas al margen de los cambios que se habían producido al Triunfo de la Revolución Cubana. Allí en su refugio se entera en 1961, que ya no era Poeta Nacional. No recibió comunicación oficial, tampocó se dirigió a ningún funcionario para pedirle explicaciones. Por mucho tiempo, aquel hombre vivió en el anonimato junto a su inmensa obra.

Conocí a Agustín Acosta Bello a través de una amiga, una jagüeyense apasionada por el rescate y conservación de los valores de su tierra natal, cuando accedió a la figura de este poeta para realizar su tesis de grado en el año 1983, en la carrera de Filología[1]. En las décadas finales del propio siglo y desde los primeros pasos y estudios en la búsqueda de elementos probatorios sobre Agustín, los resultados de su obtenidos comienzan a ser divulgados La investigación transitó senderos escabrosos durante los que tuvo que enfrentar opiniones diversas respecto a su decisión de rescatar la figura de Agustín.

Avanzaba en sus apuntes y se iba desempolvando el nombre del poeta y extrayéndolo de los fondos nebulosos de ese olvido en el que han caído muchos de los grandes artistas e intelectuales en todos los tiempos y en todo el mundo. Notario de profesión, igual se desempenó como trabajador ferroviario y agudo observador de la realidad circundante que llevó a sus versos con sentido patriótico,  atado a las raíces y a su ferviente  católicismo.

Pero la obra de  Agustín Acosta es mucho más  amplia y versátil. En 1926 aparece el poema La zafra, exponente de su poesía social. Nadie hasta él había logrado extraer la poesía de los cañaverales y denunciar el destino de la producción azucarera:

‘’Por las guardarrayas y las serventías / forman las carretas largas teorías / Vadean arroyos…cruzan montañas / llevando la suerte de Cuba en las cañas… / van hacia el coloso de hierro cercano / van hacia el ingenio norteamericano’’.

Después del primer estudio y antología de  sus poemas, compilada por Yolanda, otros investigadores han asumido dar continuidad a la obra del poeta, como un libro de apuntes biógraficos por la escritora Mireya Cabrera Galán, en Matanzas. En los finales de su vida en el país muchos interesados en la poesía que acostumbraban a visitarlo para escuchar sus consejos y  poemas,  decidieron dejar de hacerlo en el marco del Quinquenio Gris. Solo algunos le daban alguna vueltas y unos vecinos que en las noches los acompañaban.

Eran momentos en los que Consuelo, la esposa, al piano, cantaba sus poemas. La propia Consuelo en 1972 emigra con él a los Estados Unidos de América, en busca de un acercamiento, a la hija de ella que había viajado hacía un tiempo. Fue un paso difícil para él. Así lo expresa en su último poema Jaculatoria Final del Canto a Cuba, del que expongo solo dos estrofas: ‘’Señor cuando yo sea una sombra tan solo / en busca del sendero que me lleve hacia ti / escucha el hondo ruego que te dirijo ahora: ¡no me alejes de aquí! / Déjame entre mis palmas, mis cumbres y mis ríos, / el claro paraíso en que siempre viví / no me lleves a tierras extrañas y sombrías: ¡no me alejes de aquí!’’

Por ahora sólo traigo unas pinceladas sobre su obra y avatares de vida, pero aún quedan muchas aristas para profundizar en sus versos vanguardistas.Celebrar el centenario de Hermanita nos conduce a investigar en los resquicios de la obra de Agustín, la influencia que ejerció en otros países de hispanoamérica y su relación con la poesía de su época y a rebuscar en los porqués un intelectual destacado terminó, junto a la oscuridad de su mirada, en la de su entorno social.


[1] Brito Álvarez, Yolanda. Realizó su tesis de grado en 1983, en la Universidad de  La Habana, etapa en la que tuvo   que enfrentar criterios opuestos a su selección sobre esta personalidad.

error

Te gusta lo que ves?, suscribete a nuestras redes para mantenerte siempre informado

YouTube
Instagram
WhatsApp
Verificado por MonsterInsights