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A pesar de los golpes, el periodismo debe fortalecerse

Uno de los sectores que viene sufriendo certeros golpes a su credibilidad es el periodismo en su conjunto, no ciertos programas o periodistas que han visto en las redes sociales la ocasión para tener audiencia, desde donde han armado sus bunkers para jugar un rol electoral en este proceso de elecciones. Se divierten con ello.

Esta situación no está mereciendo el análisis, la crítica ni las posibilidades de reconocer los errores, porque al final de todo habrá una factura cara que se tendrá que pagar, la misma que no solo estará orientada a esos medios y programas que desde las pasadas elecciones nacionales del 17 de agosto se identificaron con sus candidatos e incluso magnificaron ciertas encuestas que estaban orientadas a favorecer a un candidato perdedor, ese que repetía el carajo a cada rato.

Pues ahora se repite pero con mas intensidad y claridad, porque son dos fórmulas que van a la segunda vuelta electoral, de lo cual no hay donde perderse y observar cómo se han atrincherado cada uno a sus estilos para apoyar y defenestrar a uno y al otro. Con poder y placer, estando detrás de la verdad es posible hacer lo que están haciendo.
Para ello hay diferentes armas en el periodismo: la manipulación de la información; difundir la mentira cien veces para que luego sea verdad; la tergiversación de las declaraciones y de los hechos; el no dar derecho a réplica y rectificación de sus errores cometidos por parte de un medio de prensa pero que ya sembró la duda y el miedo entre los votantes; el dedicar horas de entrevistas bajo el título de exclusiva para su candidato, el cual puede decir lo que quiera e insultar a medio mundo.

Pero también hay que destacar una serie de plataformas de prensa que con mucho esfuerzos están en la línea de un ejercicio del periodismo responsable, ético y con temas profundos que son de interés general: Urgentebo, Erbol, Sumandovoces, Vision360, Asuntos Centrales, Datapolis, Nueva Presencia, Brújula digital, ANF, Rimay Pampa y otros, a quienes hay que animarlos a seguir para adelante.

De esto lo sé por mis estudios y mis experiencias en varios medios de comunicación, a los cuales presté servicio con firme convicción que el periodismo está para construir valores, para aportar al fortalecimiento de la democracia, para difundir la verdad con ética, teniendo como destinatario el pueblo; no ser un instrumento del poder y recibir dádivas y contratos jugosos de publicidad del Estado en sus  niveles de gobierno.

Mi amable lector ¿sabe usted cuál será el mayor golpe o factura que deberá pagar el periodismo luego que se acaben las calenturas electorales?: Será un poderoso golpe a su credibilidad, porque verán a los periodistas como simples relacionadores públicos, como voceros de los políticos, como instrumentos de la guerra sucia, como armas para la manipulación de la verdad y como simples fichas de los gobiernos de turno.

Precisamente esta percepción tiene la gente, que sale de un estudio especializado que hizo la Fundación Ebert Stinfung con su cuestionario Delphi “Contextos y escenarios prospetivos” en los primeros días de septiembre, el cual lanzó varias preguntas de la marcha de la economía, los conflictos, la política, pero en lo que nos interesa es sobre lo empezamos a lanzar las provocaciones dirigidas al periodismo:

Se va una de las preguntas:  ¿Cuál cree que ha sido el desempeño de los medios de comunicación en las elecciones generales? Apenas un 12% lo calificó de bueno y 2% de muy bueno; el resto lo vio muy mal el trabajo de los periodistas, identificando que se parcializaron con determinados candidatos, de los nueve que estuvieron en carrera electoral.

Durante la campaña electoral, ¿qué tan expuesta cree que estuvo la ciudadanía a campañas de desinformación y de guerra sucia?, fue la otra pregunta, con estos resultados: el 81% dijo que estuvo muy expuesta a esta forma de hacer campaña, de la cual colaboraron los medios de prensa.

Identificando a los responsables de la desinformación, el estudio preguntó “En su opinión, ¿qué actores fueron los principales responsables de generar y difundir desinformación?” Y tenemos estos datos para su análisis: Cuentas anónimas/bots en redes sociales, 45,8%; Influencers y creadores de contenido, 27,5%; medios de comunicación tradicionales (TV, prensa, radio, 26%,7, como verá en todos ellos juega un fundamental el periodismo que ahora está disfrazado de influencers, analistas políticos, creadores de contenido,siendo ellos mas que todo marketineros, modelos y otros que se parapetan o se maquillan de periodistas para hacer su trabajo pagado y bien remunerado. Y obviamente direccionado de forma directa o maquillada para para su candidato que apoya.

Y la pregunta que golpea bien duro: ¿Cómo califica el rol de los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio, TV) durante el proceso electoral? Fueron un canal más de propaganda política, 41,7%; amplificaron rumores y desinformación, 24,2%; facilitaron el debate y la información plural,20,8%; fueron un espacio de polarización y agresión, 10%.

Rumbo a la segunda vuelta electoral, se lanzó esta pregunta: ¿Cuáles son los dos aspectos que más le preocupan de la segunda vuelta electoral?, se destaca este resultado: desinformación y guerra sucia, 73,3%; que las campañas profundicen la polarización,45%.

Estos resultados deben servir de parámetros y de análisis entre los periodistas organizaciones de prensa, porque existe esa preocupación real de la gente y porque hoy más que nunca hemos sido partícipes de este nivel de participación electoral de ciertos programas periodísticos y de periodistas, que están en su salsa, pero claro van alzando las banderas de la libertad de expresión y de prensa para mentir, manipular, extorsionar, hacer dinero y tener mucha fama.

Así como los médicos, abogados, psicólogos, arquitectos tienen sus colegios donde los registran y le dan una matricula para su ejercicio profesional, así se lo debe hacer en el campo del periodismo, o por lo menos ir pensando algunas alternativas para evitar abusos y mal uso del periodismo.

Al fin y al cabo lo que está en juego es la disyuntiva que ya se perfila en el sentimiento colectivo de dividir en dos aguas el ejercicio periodístico en la Bolivia plurinacional: Periodismo versus relaciones públicas para el poder. Prensa versus vocería política. Periodistas versus comunicadores portavoces gubernamentales. Noticias versus manipulaciones. Hechos versus narrativas fantasiosas. Medios paraestatales versus medios privados. Verdad vs mentira repetida mil veces.

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