Sandra Galarza Chacón
Su voz al escribir es una versión más profunda de su voz cotidiana, el espacio íntimo en donde “cada palabra está elegida con conciencia”, a diferencia de la voz diaria que es espontánea y ligera. La voz literaria permite decir lo que en la vida real a veces se calla.
Stella recomienda que para mantener el “musculo” de la escritura hay una guía: Escribir todos los días, leer de forma constante para ampliar el vocabulario y las ideas; y. Observare el mundo, escuchar, reflexionar y dejarse conmover por la vida cotidiana.
Sean bienvenidos a deleitarse y disfrutar de esta interesante entrevista:
P: ¿Cómo y cuándo supiste que querías dedicarte a la escritura de novelas?
E.M.A.: Me di cuenta de que me encantaba escribir cuando tenía apenas doce años. En la escuela nos propusieron escuchar una pieza de música clásica y luego relatar lo que esa melodía nos inspiraba. Recuerdo que, mientras la música sonaba, mi imaginación empezó a volar sin límites. Escribí con entusiasmo mi relato y, para mi sorpresa estaba mi colaboración en la revista de fin de año del colegio. Aquella experiencia marcó un antes y un después en mi vida: descubrí que escribir era más que un pasatiempo, era una forma de expresar lo que sentía, de crear mundos y dejar una huella. Desde entonces, supe que las palabras serían parte esencial de mi camino.
P: ¿Cuál es tu proceso de escritura? ¿Prefieres la planificación detallada o te dejas llevar por la improvisación?
E.M.A.: En mi proceso de escritura suelo dejarme llevar por la improvisación. Me gusta sentarme frente al papel o la pantalla y permitir que las ideas fluyan libres, sin estructuras rígidas. A veces una sola frase o una imagen mental basta para que todo comience a tomar forma. No niego que, en ciertos momentos, organizo un poco el rumbo, pero disfruto mucho más cuando las historias se van tejiendo solas, como si los personajes me dictaran lo que quieren vivir. Escribir así me da libertad y frescura, y siento que los textos respiran de manera más auténtica.
P: ¿Qué autores o autoras han sido tus mayores influencias?
E.M.A.: Entre mis autores favoritos se encuentran Umberto Eco, Gabriel García Márquez y Franz Kafka. De Eco admiro su profundidad intelectual y su capacidad para entrelazar historia, filosofía y ficción. De García Márquez, su magia incomparable para convertir lo cotidiano en extraordinario, para hacer que lo real se vuelva maravilloso. Y de Kafka, esa mirada introspectiva y existencial que explora las sombras del alma humana. Cada uno de ellos, a su manera, ha dejado una huella en mi manera de entender la literatura y el poder de las palabras.
P: ¿De dónde surgen las ideas para tus novelas? ¿Te basas en la realidad, en sueños o en pura imaginación?
E.M.A.: En general, las ideas surgen de la imaginación. Me gusta dejarme llevar por la intuición y las imágenes que aparecen de pronto, sin buscarlas demasiado. A veces una emoción, una palabra o un recuerdo fugaz son el punto de partida. Aunque la realidad puede inspirar algunos detalles, lo que más me atrae es la libertad de crear mundos propios, donde todo es posible y donde las emociones humanas encuentran su propio lenguaje simbólico.
P: ¿Cuánto de ti hay en tus personajes, incluso en los más oscuros o diferentes?
E.M.A.: En mis personajes puede haber mucho de mí, en los aspectos más profundos: el dolor, la soledad y también las inmensas ganas de vivir. Creo que en toda escritura hay una parte del autor. Aun sin proponérselo, uno deja en el papel fragmentos de su propia esencia, sentimientos que quizá no se confiesan en voz alta. Escribir, en ese sentido, se convierte en una forma de espejo: uno se descubre en los otros, incluso en los personajes más lejanos o distintos.
P: ¿Hay algún libro o personaje del que te sientas en especial que te sientas orgullosa?
E.M.A.: El personaje que más orgullo me genera es esa mujer que, pese a todo, logra reconstruirse. Esa figura femenina que atraviesa la pérdida, el dolor o el desamor, pero encuentra dentro de sí la fuerza para volver a levantarse. Me emociona crear personajes que no se rinden, que transforman la herida en aprendizaje y siguen adelante con dignidad y esperanza. Siento que esa resiliencia representa mucho de lo que valoro en la vida.
P: ¿Cómo ha evolucionado tu estilo narrativo a lo largo de los años?
E.M.A.: Con el paso del tiempo he notado que mi estilo narrativo se ha vuelto más armonioso y maduro. Antes escribía de forma más directa, sin detenerme en los matices o en las imágenes poéticas. Hoy, en cambio, las metáforas ocupan un lugar importante en mis textos. Me permiten decir más con menos, sugerir en lugar de explicar, y crear una atmósfera que envuelve al lector. Cada año siento que mis palabras suenan más afinadas, como si poco a poco fueran encontrando su propio ritmo interior.
P: ¿Qué desafíos crees que enfrenta la novela en la era digital y cómo te adaptas a ellos?
E.M.A.: La novela, en la era digital, enfrenta muchos desafíos. La atención de los lectores es más breve, hay una fuerte competencia con otros medios y plataformas, y el mercado de la autoedición ha cambiado las reglas del juego. Sin embargo, también hay oportunidades maravillosas. La tecnología permite llegar a nuevas audiencias, compartir obras a través de redes y explorar formatos innovadores. Trato de adaptarme manteniendo viva la esencia del relato, pero aprovechando las herramientas digitales para difundir mi trabajo y conectar con los lectores de esta nueva era.
P: ¿Qué le gustaría que los lectores se lleven de tu obra?
E.M.A.: Me gustaría que mis lectores se lleven la emoción con la que escribo. Que al leerme puedan sentir, aunque sea por un momento, lo mismo que sentí al escribir cada historia. Deseo que encuentren en mis palabras un refugio, una compañía o un reflejo de su propia vida. Si una frase, un personaje o una escena logra tocar el corazón de alguien, siento que la misión está cumplida.
P: ¿Cómo se diferencia la voz que usas para escribir de tu voz cotidiana?
E.M.A.: Mi voz al escribir es una versión más profunda y cuidada de mi voz cotidiana. Es como un espejo que resalta lo que en la vida diaria se pierde con la prisa o la distracción. Cuando escribo, pienso y siento; cada palabra está elegida con conciencia, como si hablara desde un rincón más íntimo de mí. En cambio, la voz cotidiana es más espontánea, más ligera. Ambas conviven, pero la literaria es la que me permite decir lo que en la vida real a veces callo.
P: Si tu escritura es un músculo, ¿qué tipo de entrenamiento o qué ejercicio la mantiene en forma?
E.M.A.: La escritura, como todo músculo, necesita ejercitarse de forma constante. Creo que escribir un poco todos los días, aunque sea una sola página, mantiene viva la creatividad. La lectura también es un entrenamiento esencial: cada libro amplía el vocabulario, estimula nuevas ideas y ofrece distintas formas de narrar. Además, observar el mundo, escuchar, reflexionar y dejarse conmover por la vida cotidiana son ejercicios silenciosos que fortalecen la escritura desde adentro.
P: ¿Hay algún personaje que se halla “quedado a vivir” contigo después de terminar el libro, y cómo ha afectado tu vida?
E.M.A.: Hasta el momento, ningún personaje se ha quedado a vivir conmigo. Cada uno cumple su papel dentro de la historia y luego se despide, como quien termina una etapa. Sin embargo, todos dejan una huella leve, una enseñanza, una emoción que permanece. Quizás, más que quedarse, me acompañan de manera invisible, recordándome por qué escribo y qué significa dar vida a alguien con palabras.
P: Si tu novela pudiera ser un “paisaje sonoro”, ¿qué ruidos se escucharían y cuál sería la melodía principal?
E.M.A.: Si mi novela fuera un paisaje sonoro, se escucharían los susurros de las hojas movidas por el viento, el sonido suave de un piano tocando notas delicadas y el tic-tac constante de un reloj que marca el paso del tiempo. La melodía principal sería romántica, con acordes ascendentes que reflejan la esperanza, pero que poco a poco se tornan más lentos y melancólicos, como si la historia caminara entre la dulzura de los recuerdos y la nostalgia del tiempo que se va.
Aunque existe permanentes cambios en el mercado de la autoedición y el ecosistema editorial porque van a la par de la era digital, la idea creativa se mantiene intacta. Esperamos que pronto puedas habilitar un blog para conocer tu aporte y trabajo, Y aunque la luz eléctrica limita las actividades. Las ideas siguen siendo gotas en la tierra fértil del mundo literario.