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El tuerto es rey

Tengo desde hace varios meses certeza sobre mi voto el domingo 17 de agosto. Ya lo he sugerido en varios artículos anteriores: aunque ningún candidato me entusiasma, votaré por aquel que haya aglutinado a su alrededor al mejor grupo de profesionales y de personas. En otras palabras, votaré por el candidato que tenga una mejor lista de diputados y senadores, pero también por aquel que haya convocado como asesores a los mejores especialistas en economía, en recursos naturales, en medio ambiente, en turismo, en derechos humanos, en comunicación, en educación y en salud, en cultura, en relaciones internacionales.

Sólo hay uno que lo ha hecho, entonces votaré por él porque es lo más responsable que puedo hacer en estas elecciones generales. En este análisis explico en detalle el razonamiento de mi voto con la esperanza de que otros votantes razonen de la misma manera y no malgasten sus votos.

Nunca antes, desde que existe la papeleta multicolor y multisigno, hemos tenido franjas políticas tan chuscas, donde los partidos y las alianzas no tienen ya nada que ver con su ideología original. La venta de siglas para las elecciones generales del 2025 ha sido bochornosa. El ballet de oportunistas de una esquina a otra del espectro político provoca lástima por la degradación de nuestro sistema político.

Los viejos partidos y alianzas tenían algo de coherencia ideológica, pues cada uno correspondía a una manera de ver el país. UDP, PC, PCML, POR, APRA, MNR, MIR, PDC, ADN, MNRI, MITKA, y otras siglas históricas bastaban para saber en qué lado del espectro se ubicaban. Hoy todo es confuso y sólo parecen contar las caras de los cuatro o cinco candidatos “conocidos”, cada uno de ellos acompañado por una multitud de improvisados que pretenden añadir a su curriculum su breve paso por la “alta” política (llena de bajezas). Ahora ya no hay “izquierda” o “derecha” como en el siglo pasado, pero podemos hablar de conservadores y progresistas.

A mi entender, un gobierno “progresista” sería, en estos tiempos, uno que respeta la democracia, la transparencia de gestión y la participación ciudadana, que alienta la inclusión y los derechos humanos (diversidades, indígenas, mujeres, infancia, etc.), que protege el medio ambiente y desarrolla energías renovables, que dedica mayor presupuesto a la educación, a la salud y a la justicia, y menos a las armas y a los militares.

En cambio, un gobierno “conservador” sería el que abandona las funciones del Estado como rector de la economía, de la educación, de la salud y de la justicia, y usa el aparato estatal sólo como instrumento de coerción, como aparato represivo, sin respeto por las leyes y los derechos de las personas, de las comunidades y del medio ambiente. En ese lado del espectro están tanto los “populistas” que se aferran al poder en Venezuela, Bolivia o Nicaragua, como a los que pretenden desaparecer al Estado para que gobierne la empresa privada, como Javier Milei en Argentina.

No existe el menor indicador que permita colocar en la izquierda del espectro a las propuestas populistas masistas que se entienden muy bien con los populismos ultra liberales conservadores. A pesar de ese panorama tan deplorable y desmotivador, es más importante que nunca participar en las elecciones generales del 17 de agosto, y ahora que ya se tiene cierta certeza sobre los candidatos a diputados y senadores, ya sé por quién voy a votar.

Manfred Reyes Villa.- Este excapitán del ejército tiene cola de paja por haber participado en dictaduras militares, pero también por su anterior gestión como alcalde de Cochabamba, de donde salió fuera del país con varios juicios encima por tráfico de tierras (si mal no recuerdo). Cuando vio los toros de cerca decidió perderse varios años en Miami (tenía dinero suficiente) donde manejaba cifras de varios millones de dólares en negocios inmobiliarios. ¿Alguien cree que un migrante que apenas llega a Estados Unidos puede hacer rápidamente fortuna como agente inmobiliario? Cuando regresó a Bolivia, lo hizo porque ya tenía algún acuerdo con la “justicia” digitada por el MAS para que sus juicios pasaran a la historia y él pudiera seguir haciendo política y volver a la alcaldía.

Hizo un buen trabajo como alcalde en su nueva gestión, Cochabamba está mejor que nunca, es una ciudad agradable, pero eso no borra sus vaivenes políticos. El año pasado, el 25 de junio de 2024, dijo: “No soy candidato a nada; yo soy alcalde de Cochabamba y estoy enfocado en eso, entonces vamos a seguir avanzando…” Pero ya en ese momento estaba adquiriendo parlamentarios fáciles de comprar, de UCS y de Creemos. Luego compró otros de Comunidad Ciudadana, dispuestos a venderse por migajas. Aunque seguía negando su candidatura, de la noche a la mañana logró que el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) acreditara su nuevo partido político, Súmate, sin una auditoría certificada de los libros de firmas.

Rodrigo Paz.- El hijo del expresidente Jaime Paz se presenta como candidato de “juventud” (que ya no es) para atraer a una generación intermedia, pero todas sus declaraciones son muy vagas. Por ejemplo, una gran enfermedad de este país es la corrupción, pero no estoy seguro de que en ese rubro puede ser un buen ejemplo. No olvido mi perplejidad cuando, hace muchos años, Rodrigo y su hermano fueron electos diputados por el MIR, cuando tenían apenas algo más de veinte años de edad. Mi asombro no fue porque fueran electos siendo tan jóvenes, sino porque, según la declaración de bienes que ambos hicieron, cada uno tenía una fortuna de un millón de dólares. Es algo que nunca entendí. Han pasado varias décadas y Rodrigo es ahora un hombre maduro cuyo patrimonio desconozco, pero gracias a su puesto de senador (entró en las listas de Comunidad Ciudadana), ha hecho campaña electoral sin respiro desde hace más de dos años, usando recursos del senado para viajar por todo el país, lo cual constituye un desvío de fondos públicos. Todavía no me queda claro en qué quedó su imputación formal por “conducta antieconómica, enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al estado” por el caso del llamado “puente millonario” de Tarija, donde fue alcalde.

Según el gobernador de Tarija, Oscar Montes, Rodrigo Paz le decía “papá Evo” al cacique del Chapare. Lo indudable es que hizo campaña en favor de Evo Morales y del “Si” en el referendo del 21F en 2016, algo que está registrado en video, de modo que no lo puede negar. Aunque nos digan que ha usado su fortuna personal para innumerables actos de campaña (diariamente, durante dos años), podemos deducir que ha desviado para otros fines el tiempo (pagado por los ciudadanos) que debería consagrar a sus labores como senador, lo que también constituye abuso de bienes del Estado.

Eva Copa.- Ha sido acusada de frivolidad por algunos y de traición por otros, pero no son delitos tipificados. Es alcaldesa de una de las ciudades más difíciles de Bolivia, El Alto, donde se concentra un alto porcentaje de la informalidad económica y laboral y donde logró impulsar algunas obras a pesar de la acérrima oposición del que fue antes su partido: el MAS. Dentro del propio Concejo Municipal tiene enemigas tan venenosas como Wilma Alanoca, también conocida como “Miss Molotov” porque utilizaba dependencias del ministerio de Culturas para fabricar esas bombas caseras.

Entre los méritos de Eva Copa, destaca el haber viabilizado una salida democrática a fines de 2019 (después del monumental fraude electoral de Evo Morales), respaldando en su calidad de presidenta de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) la legitimidad de la sucesión presidencial constitucional, que llevó a la presidencia a la senadora Jeanine Añez. Eso es algo que los masistas no le perdonarán nunca. No podrá obtener un porcentaje mínimo de votación, entre otras cosas porque su candidato a vicepresidente es un oportunista bochornoso.  

Andrónico Rodríguez.-  La pesadilla de Evo Morales y de Luis Arce Catacora representa una supuesta lavada de cara para el masismo agonizante. Este candidato ha llegado a la papeleta con una estrategia hábil: no abrir la boca. Solamente cuando ya estuvo seguro de que tenía amarrada la candidatura, comenzó a hablar con un tono conciliador hacia el masismo de base, como diciendo a los desencantados: “miren, van a desperdiciar su voto con el candidato Castillo”. Si Evo Morales fuera inteligente, ya hubiera pactado con Andrónico para garantizar su impunidad ante la lluvia de procesos que le van a caer encima. Pero como Evo es ego, no ha parado de acusar a Andrónico de traidor, recibiendo como respuesta una sonrisa de conmiseración.

Se equivocaron quienes durante todos estos años decían que las peleas en el masismo eran puro teatro, y que iban a unirse al final. Y también se equivocan los que ahora dan por muerto al masismo. Al igual que en 2020, ese 15% a 20% de indecisos y votos que hoy aparecen “blancos”, elevarán el porcentaje de votación en favor de este senador que ha desviado recursos del Estado para su campaña. Las bases masistas desencantadas de Arce y Morales, votarán por Andrónico con la esperanza de conservar sus pegas en el Estado.

Jorge “Tuto” Quiroga.- Algunos creyeron que Tuto Quiroga podía ser la carta de unidad de la oposición, pero nadie le quita la cola de paja que tiene por haber sido soldado de Banzer (y haberlo traicionado, según sus examigos adenistas). Colaborar con una dictadura no es pecado menor, son hechos que no proscriben en la memoria colectiva. Más adelante, cuando controlaba el senado a través de su agrupación Podemos, le facilitó las cosas a Evo Morales para que se saliera con la suya aprobando (entre gallos y media noche en un cuartel) la Constitución Política del Estado (2009) de la que dependemos ahora.

Hay que reconocer que en el poco tiempo que ha vivido en Bolivia en años recientes, se ha enfrentado al MAS. Sus declaraciones han sido acertadas, contundentes y lapidarias. Se expresa bien y podría ganar debates públicos, pero ha demostrado en meses recientes ser un demagogo sin sustancia. Lo que menos le favoreció en la opinión pública fue su deslealtad en el bloque de oposición, cuando de la noche a la mañana y sin avisar a sus colegas, apareció brindando por la recién “adquirida” sigla del FRI, en un acto que lo pintó de cuerpo entero como traidor, al igual que a los dirigentes del FRI, comerciantes de siglas.

Luego vino su jugada trucha de proponer una encuestadora argentina casi inexistente, Casa 3 (a lo que ya me referí en otro artículo), y que motivó que me cerraran las puertas de uno de los medios digitales “independientes” donde publicaba regularmente. A la proclamación por el FRI siguió el acuerdo con Demócratas para asegurar algo de votación en Santa Cruz, y con otras agrupaciones políticas menores, lo que no hace sino subrayar su angurria de llegar de nuevo al poder como sea, y no precisamente para “salvar” Bolivia. ¿De dónde saca el dinero para proclamaciones y viajes? ¿Quién financia a este político que afirma que no tiene fortuna? “Tengo tres títulos universitarios, esa es mi riqueza”, dijo, saliendo por la tangente. Tampoco ayuda que su candidato a la vicepresidencia lo haya hecho quedar mal con varias declaraciones desubicadas y su desconocimiento sobre el Estado.

Samuel Doria Medina.- Algunos han escarbado en su pasado para establecer si se hizo millonario aprovechando puestos en la función pública, pero no se han presentado pruebas, que hubieran sido rápidamente usadas por el MAS para inhabilitarlo como candidato. Al margen de ello, Doria Medina no ha entendido que el dinero no lo hace más carismático.

Ya me he referido en otros artículos al papel lamentable que cumplió en 2020 como aliado político y consejero de la presidenta Añez, convenciéndola de que debía ser candidata a la presidencia (y él a la vicepresidencia), uno de los dos grandes errores de ese periodo de transición. El otro error fue el nombramiento de Arturo “Pillo” Murillo como ministro de Gobierno. Para nadie es un secreto que Murillo salía de las filas de Doria Medina.  Resultado: la expresidenta está presa desde hace cinco años y Doria Medina sigue bailando en TikTok.

Sin embargo, a pesar de su conducta errática, hay que reconocer que Doria Medina ha vivido todo el tiempo en Bolivia, no es un paracaidista de última hora, ha estado siempre activo en la política nacional y ha sido desde hace muchos años un empresario con sensibilidad social, preocupado realmente por invertir en el país. Al César lo que es del César… Doria Medina ha apoyado proyectos de pequeños emprendedores, dándoles la posibilidad de obtener para ellos y para sus familias lo que el Estado ha sido incapaz de ofrecerles: apoyo a sus iniciativas económicas, formación técnica y administrativa, dignidad en el trabajo, estabilidad económica hacia el futuro, entre otras. También apoya una importante iniciativa dirigida a los jóvenes: la Casa del Adolescente. Además, ha apoyado varios proyectos culturales, en especial de producción cinematográfica, si bien su apoyo es a cineastas individuales y no al desarrollo de la institución del cine en nuestro país. Ojalá apoye a instituciones cinematográficas como la Cinemateca, si llega a la presidencia.

Por su alianza con la social democracia internacional, su candidatura representa la única opción racional en el centro progresista del espectro político, con el que yo me identifico. Su ventaja, además, radica en la gente que será parte de sus listas de diputados y senadores: Soledad Chapeton, Cecilia Requena, Carlos Alarcón, Paulino Guarachi, Alejandro Reyes, Andrea Barrientos, Toribia Lero, Carlos Alarcón (varios heredados de Comunidad Ciudadana), Luis Revilla y Juan del Granado (que tiene en su prontuario simbólico el haber apoyado durante demasiado tiempo a Evo Morales). Lamentablemente, en estos cinco años he notado que muchos de los que destacaron por su valentía y su accionar, aspiran ahora a una versión descafeinada de sí mismos con tal que permanecer en ese espacio de poder y privilegios que es la Asamblea Legislativa.

Me alienta que entre los asesores de Samuel haya profesionales muy valiosos, que laboran en instituciones de investigación y desarrollo que han sido fundamentales en estos 20 años de oscurantismo y destrucción sistemática de los valores en la sociedad y del Estado. Pero no todos los que lo apoyan son trigo limpio, hay varios “pasa-pasa” intragables, lo que demuestra que no se rodea de la mejor gente, y también hay en las listas decenas de nombres absolutamente desconocidos, de los que ojalá no se arrepienta más adelante cuando se le den la vuelta en la Asamblea Legislativa.

Para concluir

Como puede leerse en los párrafos anteriores, más que los programas, me importa la honestidad y la limpieza de la trayectoria de los candidatos, y me horroriza la mala memoria de los bolivianos, incapaces de revisar el pasado. Pero bueno, esto es lo que tenemos en el panorama político. Tengo la impresión de estar frente a una legión de zombis, pero en el país de los ciegos, el tuerto es rey. Samuel ha metido varias veces la pata, y se ha hecho merecedor del apodo “qencha” (mala suerte), pero su equipo es sin duda el mejor. Parece haber aglutinado a gente con convicción, no todos están apoyando su candidatura para figurar en las listas de senadores y diputados, sino porque consideran que es la opción más honesta.

Han quedado lejos los tiempos de los grandes líderes políticos de Bolivia (Gualberto Villarroel, Germán Busch, Ricardo Anaya, Paz Estenssoro, Únzaga de la Vega, Siles Zuazo, Juan Lechín, Walter Guevara, Guillermo Lora, Paz Zamora, Sánchez de Lozada, e incluso los dictadores Barrientos y Banzer). Con sus virtudes y defectos eran parte de la historia con gran H. Pero ahora vivimos los tiempos pequeños de las ambiciones personales y de la mediocridad.

No pedimos mucho: necesitamos un presidente honesto, con voluntad política, firme en sus decisiones y comprometido con devolver a los ciudadanos algo de confianza y dignidad, de manera que el país deje de ser una víctima de las mafias de la in-justicia, de la corrupción, del extractivismo y del agronegocio. Dignidad para los bolivianos, en primer lugar, y dignidad en el concierto internacional, para recuperar el lugar que perdimos durante las dos décadas de regímenes del MAS, que nos convirtieron en los payasos de la región (con perdón de los payasos profesionales).

Mi decisión ya era pública hace varios meses y ahora la ratifico. Lo dije en varios artículos anteriores: votaré por quien esté acompañado del mejor equipo de diputados, senadores y asesores. Sin entusiasmo excesivo, pero es lo que tenemos.

Alfonso Gumucio cuidará su voto el 17 de agosto 

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