Blog Post

News > Etcétera > Daniel Albuerne, traducido del asturiano por Lourdes Álvarez

Daniel Albuerne, traducido del asturiano por Lourdes Álvarez

Daniel Albuerne nació en Santo Adriano en 1879 y murió en Mieres en 1912.

AÑORANCES 

Yá’l solín de mios amores, xoya y gala del estíu

so color peles camperes y los valis non quier char,

yá so discu non tien fuebu, non tien fuerces, non tien bríu…

                        Yá non hai nilli framores…

Yá non tiñe allalantrono, desfaciéndose en primores,

de mapoles y robíes los celaxes de so el mar.

Yá nel alba rotilante non s’ascucha l’armonía,

nin la trova dolzayosa del llaud del anxelín,

yá’l regatu non marmura cual danantes asolía,

                        Yá non reza la fontana,

yá les branques mariposes baxo’l cielu azul y grana

non van gora esnalexando pracenteres nel xardín.

Yá non trai recáu d’amores la brisina perfomada

que na frenti de l’Arnalde per de sele ritembló,

yá non rise la Natura pela aurora ñacarada…

 Yá non cuelan afanosos pa les veigues y llenures

los galanos paxarinos en bandá y ensin parar,

yá non conten nos bardiales sos dellicies y ventures,

                        pos nel ñeru escalecíos

acurrúquense los probes ablucaos y atarecíos…

Y si aporten abrir picos… ¡ye en tan sólo pa llorar!

Yá non brillen les praeres a les lluces del sol d’oru

que llanciaba pedreríes dende orienti perxentil,

yá non vense per sobre illes entamar el maju coru

                        a les Xanes Vestales

qu’ensiñaben per sos frentis de los máxicos rosales

ises tintes hichiceres gala y dornu del abril.

Yá la gaita non risuena pel edén de la quintana,

que s’escuende como pelra pel fondero del pinar,

yá non toca a gloria lloñe de la ermita la campana.

                        Ni na verdi selva amena

Maja cántiga non llancia, de ñostalxia fonda llena,

la calandria melguerina que namórame ascuchar.

 Yá non ardin comu incendiu los framantes horizontes

aú nalaben per bandaes palombines mil un dí,

yá perdienon so guapeza, so collor… pampes y montes…

                        Yá ta too entristecío.

Yá tien too pela tierra de la muerti, ¡coime!’l frío,

yá ye un páramu isti mundu sin dellicies ¡ai! pa mí.

Yá les pintes golondrines per al par de mio ventana

del mio sueñu non me vinin con forfuga a dispiertar,

yá nel álamu cercanu tiempu fai que non s’afana

                        en llanciar de tardiquina

ruiseñor enamoradu la so andecha pelegrina

que más maja non hai flauta que la puida, mialma, ichar.

 Yá non anden los rapazos de bullanga nin de tuna

de les nuichis estivales pela soavi pracidez,

yá non canten sos amores a les lluces de la lluna

                        Los troveiros y gallanes

que fan guardia, por si aporta presentase a les ventanes

de sos vírxenes currines el rostrín de nívea tez.

Yá non oise tienra nota na planiz de la campera

u la Maya flores cueye pa texer un ramiquín,

yá non va facer calones la guapina llavandera

                        na reguera cristalina

qu’allá baxa bolliciosa de lo en pruno la colina

y nel ríu d’aquil valli va topar descansu y fin…

Yá non blinquem los nuviéllos pel verdor del prau cimeru

Ximielgando les esquiles qu’el sol fai arrellucir,

Yá non oise’l rin…rin… llocu, presuráu y bullangueru

que los grillos faladores

esparpayen toos a una sin parar, pelos reores

cuya música tal paezme que da ganes de durmir.

Yá non van curre que curre los folgaos rapacinos

a colase per ñeraes enes agües del Caudal,

yá non salven los bardiales, yá non plaguen los caminos

                        p’atrapar los mazanales

unde tán les de raneta que caduna val dos riales,

porque son el puru almibre dolce miele del panal.

Yá non rinse los cielinos, yá non fulxe la quintana,

y nel bosque y carbayera yá non casca rubiu’l sol,

yá nes peñes non retrañe d’un zagal la soberana,

                        yá no oise pela aldea

“La molinera trilla, trilla…”, que la xente fierve en ruea

de tardino pela danza y al rellumu del rebol.

Yá reburdia l’airi fríu llagrimando peles teyes,

yá los xelos y les ñeves faen a ún atiritar,

yá se funden nos xaguanes a fataos les llacies fueyes

                        que los gafos viendavales

atruñando coles cañes de les fayes y nozales

asparramen pel espaciu con un tétricu danzar.

Yá esnaló pa les altures ¡ai Señor!, l’alma dorada,

l’alma guapa y rotilante que de Xuno foi canción,

yá non queda más que lluto nista poza condergada

                        aú la nuiche llarga y fría

sos ñegrures, sos escarches, sos chubascos nos unvía,

y u la guya de la pena nos abluca’l corazón.

¡Ai qué tristi ta Natura del iviernu nos rigores!

¡Ai qué tristi ta isi cielu, siempri nublu, siempri gris!

¡Ai qué tristis tán les veigues ensin páxaros nin flores!

                        ¡Ai qué tristi, Virxen mía

ta isi cerru… y isi monte… y isa lluna atarecía!…

¡Ai qué ascures tán les nuichis!… ¡ai qué tristis son los dís!

AÑORANZAS

Ya el sol de mis amores, joya y gala del estío

su color por los pastos y los valles no quiere derramar,

ya su disco no tiene fuego, no tiene fuerzas, no tiene brío…

                        Ya no hay en él fragores…

Ya no tiñe allá lejos, deshaciéndose en primores,

de amapolas y rubíes los celajes de bajo el mar.

Ya en el alba rutilante no se escucha la armonía,

ni la trova dulzona del laúd del angelillo,

ya el regato no murmura cual antes acostumbraba,

                        Ya no reza la fontana,

ya las blancas mariposas bajo el cielo azul y grana

no van ahora volando placenteras en el jardín.

Ya no trae recado de amores la brisilla perfumada

que en la frente de Arnalde suavemente retembló,

ya no se ríe la Naturaleza en la aurora anacarada…

 Ya no marchan afanosos para vegas y llanuras

los galanes pajarillos en bandada y sin parar,

ya no cantan en los zarzales sus delicias y venturas,

                        pues en el nido para entrar en calor

se acurrucan los pobres perplejos y ateridos…

Y si llegan a abrir el pico… ¡es solo para llorar!

Ya no brillan las praderas a las luces del sol de oro

que lanzaba pedrerías desde oriente mui gentil,

ya no se ven sobre ellas organizar el bello coro

                        a las Xanas Vestales

que enseñaban por sus frentes esas tintas hechiceras

de los mágicos rosales gala y adorno del abril.

Ya la gaita no resuena por el edén de la quintana,

que se esconde como perla en el fondo del pinar,

ya no toca a gloria lejos de la ermita la campana.

                        Ni en la verde selva amena

bella cántiga no lanza, de honda nostalgia llena,

la dulce alondra que me enamora escuchar.

Ya no arden como incendio los flamantes horizontes

 a donde volaban en bandadas palomas mil un día,

ya perdieron su belleza, su color… pampas y cerros…

                        Ya está todo entristecido.

Ya tiene todo por la tierra de la muerte, ¡caray! el frío,

ya es un páramo este mundo sin delicias ¡ay! para mí.

Ya las pintas golondrinas por junto a mi ventana

de mi sueño no me vienen con prisa a despertar,

ya en el álamo cercano tiempo hace que no se afana

                        en lanzar al atardecer

ruiseñor enamorado su endecha peregrina

que más linda no hay flauta que la pueda, uy, echar.

 Ya no andan los muchachos de griterío ni de tuna

de las noches estivales por la suave placidez,

ya no cantan sus amores a las luces de la luna

                        Los trovadores y galanes

que hacen guardia, por si llega a presentarse en las ventanas

de sus vírgenes agraciadas el rostro de nívea tez.

Ya no se oye tierna nota en la planicie del prado

donde la Maya coge flores para tejer un ramillete,

ya no hará zambullidas la preciosa nevatilla

                        en la acequia cristalina

que allá baja bulliciosa de la pendiente de la colina

y en el río de aquel valle hallará descanso y fin…

Ya no saltan los novillos por el verdor del prado cimero

moviendo las esquilas que el sol hace relucir,

Ya no se oye el rinrin… loco, apresurado y bullicioso

que los grillos parladores

hablan todos a una sin parar, por los alrededores

cuya música tal me parece que da ganas de dormir.

Ya no van corre que corre los descansados chiquillos

a colarse por camadas en las aguas del Caudal,

ya no salvan los zarzales, ya no invaden los caminos

                        para atrapar los manzanos

donde están los de reineta que cada uno vale dos reales,

porque son el puro almíbar dulce miel del panal.

Ya no se ríen los cielos, ya no fulge la quintana,

y en el bosque y robledal ya no calienta rubio el sol,

ya en las peñas no resuena de un zagal la soberana,

                        ya no se oye en la aldea

“La molinera trilla, trilla…”, que la gente hierve en rueda

de tarde por la danza y al brillo del arrebol.

Ya refunfuña el aire frío lagrimando por las tejas,

ya los hielos y las nieves hacen a uno tiritar,

ya se funden en los zaguanes en grupos las lacias hojas

                        que los furiosos vendavales

arremetiendo con las cañas de las hayas y nogales

esparcen por el espacio con un tétrico danzar.

Ya voló para las alturas ¡ay Señor!, el alma dorada,

el alma bonita y rutilante que de junio fue canción,

ya no queda más que luto en esta poza condenada

                        dónde la noche larga y fría

sus negruras, sus escarchas, sus chubascos nos envía,

y donde la aguja de la pena nos pasma el corazón.

¡Ay qué triste está Natura del invierno en los rigores!

¡Ay qué triste está ese cielo, siempre nuboso, siempre gris!

¡Ay qué tristes están las vegas sin pájaros ni flores!

                        ¡Ay qué triste, Virgen mía

está ese cerro… y esa montaña… y esa luna aterida!…

¡Ay qué oscuras están las noches!… ¡ay qué tristes son los días!

La Reversible – Grupo de traducción de poesía del español y al español creado y coordinado por CARLOS VITALE

error

Te gusta lo que ves?, suscribete a nuestras redes para mantenerte siempre informado

YouTube
Instagram
WhatsApp
Verificado por MonsterInsights