Maurizio Bagatin
Si todo fuera miedo no alcanzaría a acariciar tu piel, si me encuentro con el deseo te acaricio y te beso. La noche te sigo esperando, durante el día te alcanzo.
En la calle hay siempre tumulto, frenesí, hay bulla. El realismo mágico está en nuestras venas. Una feria ofrece plantas, plantitas, orégano y la vilipendiada quirquiña. Escribí un blues “El rey de la quirquiña”, dedicado al Comandante, un taxista que manejaba un móvil de la empresa Presidente. En este manicomio sigue el que finge un hurto para adueñarse de su pobre o miserable sobrevivencia. En una ventanilla de un banco, banco vil y del estado, la pobre cajera me indica que las firmas para abrir una cuenta de ahorro deben ser todas idénticas. Recurro a la belleza de las narraciones de Walter Benjamín, de este extraño y único flâneur que andaba y andaba hasta chocar con si mismo. Ahí es donde la belleza va creando todo lo demás. Creo que todos crecemos con una poesía para luego parecernos a otra.
Los domingos nunca han sido días fáciles. Contienen una melancolía que solo la urbe, solo la modernité baudelariana, me permito decir, reconoce. Logran resistir hasta una cierta hora, luego caen en lo humano. Ya a la hora de escribir uno intenta quitarle algo de su tristeza, pero que digo, ¿acaso la melancolía es triste? O es solo el spleen remarcado y que fluye hasta dejarnos lívidos como tatuajes maorís o las ojeras para el lunes de los obreros y de todos los que han aceptado la vía del terciario. Son muchos.
Acullico de la tarde. Unas copas de vino tinto. El tranquilizador silencio de una siesta. Y pensar que para los gregorianos es el primer día de la semana. Santos y pecadores ante litteram que no habían aun percibido la llegada de Oscar Wilde. Mañana será lunes y los poetas vivirán entre miedo y deseo, como siempre, ellos dirán.
Ahora alcanzo tu piel, la noche conserva estas dulces maravillas, el tocar un cuerpo, la caricia a la luz de la luna llena, el beso. Son frases breves. Tocata y fuga diría el Maestro, mientras escuchando a Billie Holiday no obtengo persuasión. Sigo buscando en sus frases breves el sentido de la vida: Summertime.