El 2025 Bolivia dirá SI a una política de cuerpo entero
Un amigo mío, que, en sus tiempos de universitario, como muchos militó en un movimiento de izquierda, hoy ya retirado de la actividad política, me comentó hace poco tiempo que alguna vez su padre le dijo que “un joven que no hace política de izquierda no tiene corazón y un hombre adulto que sigue haciendo política de izquierda, no tiene cabeza. Esta asociación (izquierda/derecha) con posiciones políticas, se debe, según lo describe la Historia Universal, a un hecho casual acaecido durante el inicio de la Revolución Francesa, concretamente a la ubicación geográfica de los delegados con diferentes orientaciones doctrinales, en la asamblea nacional de agosto-septiembre de 1789. En efecto, en oportunidad de debatir sobre el peso de la autoridad real frente al poder de la asamblea popular en la futura constitución, los diputados partidarios del veto real (en su mayoría pertenecientes a la aristocracia o al clero) se agruparon a la Derecha del presidente. Por el contrario, quienes se oponían a este veto se ubicaron a la Izquierda autoproclamándose como «patriotas» (en su mayoría los diputados del llamado Tercer Estado). Por otro lado, aparentemente, en anatomía, todo parece estar de acuerdo en identificar a la mano derecha (diestra) con el cerebro y la racionalidad y a la izquierda (siniestra) con el corazón, aunque el adjetivo “siniestro/a” tenga abundantes acepciones más bien negativas (avieso, malvado… sin corazón). Pero en estas circunstancias nos ocuparemos, sobre todo, de sus significaciones anatómica y política.
Es impensable el funcionamiento de un organismo animal sin cerebro o sin corazón, en cambio sin una de las dos manos, se las puede arreglar de algún modo, recurriendo, incluso, a la ortopedia. En la política, los Estados funcionan, obviamente mal, son disfuncionales, pero sobreviven en un movimiento pendular al que, irresponsablemente los someten sus gobernantes de turno, entre la carencia de cerebro o la carencia de corazón, entre la condición de mancos de la mano derecha o mancos de la mano izquierda. O como nos toca vivir ahora a los bolivianos: sin cerebro ni corazón y mancos de ambas manos. Sin inteligencia ni sensibilidad y lo peor de todo, sin siquiera recursos o paliativos ortopédicos.
Prefiero no hablar siquiera de “socialismo”, pues al respecto, la confusión es mayúscula entre el socialismo soviético de Stalin, el nacionalsocialismo de Hitler, el socialismo de la Falange Socialista Boliviana o el socialismo del siglo xxi de Morales, de los Kirchner, de los Castro, de Ortega, de Maduro, el comunismo de Corea del Norte y su dinastía de los Kim (Kim II-sung, Kim Jong-il, Kim Jong-un) o el comunismo capitalista imperialista de la China. Gobiernos todos sin inteligencia, sin sensibilidad, sin sentido común, sin Justicia, sin Libertad. En resumen: sin cerebro ni corazón.
En mi corta estancia en Cuba, lo que más llamó mi atención es la falta absoluta de actividad comercial. (Leer “los enemigos del comercio” de Antonio Escohotado) Nadie vende ni compra. Obviamente, si no puedo vender para que m… voy a producir. Con seguridad, si los campesinos, gremialistas, artesanos… y muchos otros sectores de la población boliviana hubiesen previsto ese futuro socialista, no hubiesen votado por el MAS. Especialmente la población aymara tiene vocación de q´amiri[1]. Le encanta ser propietario, le encanta la abundancia. En Cuba todo el mundo es asalariado. Las casas se están cayendo encima de sus ocupantes. La iniciativa, ni para arreglar la propia vivienda, tiene lugar. ¿Sólo la izquierda y el corazón tienen lugar en tal sistema? No, ni eso. ¿Quién con un pedacito de corazón puede mirar impasible ese grado de pobreza? En el capitalismo democrático es posible, vivir como capitalista pobre y soñar con un socialismo utópico. En el socialismo autocrático será una tortura vivir como socialista pobre también y soñar con el capitalismo.
No nos perdamos en la crítica. En las elecciones del año 2025, Bolivia dirá SI a una propuesta política UNITARIA con cabeza, corazón y ambas manos productivas asentadas en dos piernas ágiles y fuertes. En pocas palabras: a una política de cuerpo entero.
[1] La palabra qamiri aparece en Albó no como sinónimo de rico, sino como un sujeto que vive en abundancia para compartir y celebrar con otras personas.
Luis Fernando Camacho Rivera / Psicólogo salubrista