Octubre
Lester F. Ballester – Cuba.
LOS VIAJEROS emprenden camino, cubiertos por el día y el clima de Cuba. Juntos, con los cañaverales a los lados del terraplén, avanzan hacia el antiguo refugio del central. Dicen que ya no hay amo del norte, ni capataz lamebotas. Esperan encontrar trabajo, pero no se ven macheteros, tampoco tractores en el sembrado, sólo una división de soldados rusos y un avión que cae prendido en llamas.
Impunidad
Maribel García Morales – Colombia
Cegado por su indiferencia, el hombre de hielo la mató. Fue completamente imposible atrapar al asesino, el sol canicular derramó su destello sobre el amante despechado quien se unió al río formado por su cuerpo y el témpano que había enterrado en el ceniciento corazón de la mujer.
Bostezo
Armando Alanís – México
La jirafa de cuello larguísimo abrió la boca para bostezar y se tragó un avión.
El viejo
Armando Alanís – México
Buscaba mujeres más jóvenes que él. Les invitaba unas copas en un concurrido bar, luego cenaban en un restaurante de lujo, más tarde las llevaba a bailar al salón de moda y pasada la medianoche les sugería que fueran al hotel. Una y otra vez le decían que no. Por fin, una le dijo que sí. Con el pretexto de que iba al sanitario, huyó a toda prisa del local.
«El grito de los pavorreales»
Álvaro Pérez Sastre – Colombia
Yo creía saber lo indispensable del vendedor de seguros cuando robé su identidad.
Y como ya ven, fui descubierto bastante pronto. Todo por no conocer unos versos de un poeta apellidado Stevens: unos versos de pavorreales.