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Una carrera hacia el cielo sorateño

El reto consiste en ascender hasta la Cumbre, con tal de demostrar que se puede luchar contra los elementos de la naturaleza. Así se llevó a cabo el SkyMarathon Sorata 2020

 Marco Fernández Ríos

A pesar de ser las dos de la madrugada, en una parte de la plaza principal de Sorata hay decenas de personas que se mueven constantemente, ansiosas por cruzar el cintillo que dice partida, porque quieren empezar a correr, subir los cerros que parecen inexpugnables y llegar al cielo.

Desde hace miles de años que el ser humano corre, ya sea para cazar, escapar, descubrir nuevos lugares, llevar comunicaciones como los chasquis o para sentirse libre. Correr para alcanzar montañas por placer es una actividad reciente, que tiene como inicios a los primeros años del siglo XX o una carrera organizada en 1954, en Estados Unidos, entre fumadores y no fumadores.

A este tipo de competencia se la denominó skyrunning, que surgió con el montañista italiano Marino Giacometti, quien fue pionero en hacer registros y carreras en los Alpes, a principios de los años 90. Desde entonces, esta actividad deportiva se esparció por todo el mundo.

Paolo Choque, director de Skyrunning Bolivia, informa que organizan competencias de esta disciplina deportiva desde 2016, cuando se llevó a cabo una carrera de ocho kilómetros entre Milluni (Distrito 13 de El Alto) y el cerro Charquini, colindante con el Huayna Potosí. En aquella versión participaron 40 personas.

Al año siguiente continuaron con más carreras en Charquini, además del Pico Austria, Sajama y en Sorata, y de manera paralela se afiliaron al International Skyrunning Federation, el máximo ente mundial.

Nada más al empezar, la competencia de Sorata fue un éxito, pues, atraídos por el reto de correr desde los 2.674 msnm (metros sobre el nivel del mar) hasta más de 4.300, llegaron cada vez más corredores no sólo de La Paz, sino también de otros departamentos.

Uno de ellos es Antonio Fernández, cruceño de 51 años y gerente de una empresa farmacéutica, quien comenzó a correr a sus 46 años como una salida al ajetreo de todos los días. “Llegaba con un alto grado de estrés a mi casa y ahora hago running cada noche para liberarme física y mentalmente”, comenta.

Faltan unos minutos para las tres de la madrugada —hora de la partida principal— y decenas de personas —entre ellas Antonio— están en la plaza para participar en el SkyMarathon Sorata, una competencia que se ha posicionado como ruta obligatoria para los amantes de esta disciplina.

“Es una nueva modalidad en la que pones tu cuerpo al límite, pues hace que te entrenes más, porque no es una carrera convencional, sino que hay que avanzar a través de montañas, hacerlo sobre los 2.000 msnm, correr por senderos, cruzar ríos, soportar tormenta, frío y viento. Es una carrera extrema”, explica Reynaldo Choque, uno de los organizadores del certamen.

En esta ocasión fueron habilitadas cuatro categorías: 44 kilómetros, 25 kilómetros, 15 kilómetros y 8 kilómetros. Si bien se inscribió en 25 kilómetros y debía partir a las cinco de la mañana, el cruceño Erwin Siles acompaña a los primeros competidores a las tres de la madrugada.

Este docente universitario confiesa que hace varios años era adicto a los cigarrillos y que fumaba en promedio dos cajetillas al día. De repente encontró otro vicio: las carreras. “Corría en la calle, pero llegó un momento en que me parecía aburrido. Entonces busqué algo diferente y unos amigos me animaron a practicar el skyrunning. Me quedé prendado al ver la cima de las montañas y desde entonces corro distancias mayores”, dice.

Erwin camina por los alrededores de la partida y saluda a los amigos, quienes competirán en la categoría principal. Ellos se mueven constantemente para calentarse antes de emprender el recorrido. Unos trotan un poco, mientras otros mueven las piernas, porque la idea es estar listos para la largada.

¡Tres! La cuenta regresiva anima más a los corredores. ¡Dos! En sus miradas se ven las ansias por partir. ¡Uno! La sonrisa y, en otros casos, la concentración se activan cuando baja la cinta y corren por una de las calles de Sorata.

Después de pasar por un puente colgante y de cuidar las energías, la ruta se vuelve una gran pendiente de senderos angostos, por donde hay que tener mucho cuidado, más aún tomando en cuenta que es de noche.

Con linternas en la cabeza y mochilas de hidratación, los corredores siguen unas banderas anaranjadas que indican por dónde ir. La organización también habilitó una app que hace vibrar el teléfono celular cuando el corredor se desvía más de 10 metros.

“A pesar de todo puedes llegar a la cima, pero necesitas mucha determinación para bajar. Te tiemblan las piernas y te hace calor cuando llega el sol. En ese momento empieza una lucha interna”, explica Argentina Méndez, quien a pesar de todas las previsiones se perdió dos veces en esta ruta.

Esa batalla se refleja en los rostros de los competidores que suben grandes pendientes. Ojos cansados, calor en sus cuerpos, piernas que parecen no querer seguir y espaldas encorvadas parecen indicar que no seguirán más. Pero con los primeros rayos del sol aparece, como enorme titán —a 6.368 msnm—, el nevado Illampu, que en esta ocasión se muestra con pocas nubes, como si estuviera protegiendo a sus visitantes.

Por encima de las nubes y con el Illampu a su izquierda, los corredores ganan determinación para continuar la lucha contra la naturaleza y contra ellos mismos. Para precautelar su seguridad, Marcelo Maraz y Brenda Chávez —miembros de un equipo de paramédicos de montaña— esperan a los corredores para preguntarles cómo se encuentran y para darles agua. Hay varios otros jóvenes que velan por la seguridad de los deportistas.

Como dice Argentina, el descenso es otro desafío, ya que hay que bajar por senderos angostos, en muchos casos por terrenos pedregosos y plantas espinosas que pueden lastimarlos, y con las piernas que empiezan a temblar cuanto más se baja al pueblo.

En comparación con la madrugada, las calles de Sorata ahora lucen con el habitual movimiento de fin de semana. En ese momento empiezan a llegar los corredores, fatigados pero con el brillo en los ojos que indica que están a punto de alcanzar una alegría, esa felicidad que da atravesar una cinta que vale mucho más que una medalla.

Los ganadores

De acuerdo con el portal deportivo Premium, con esta competencia se definió a los ocho seleccionados que participarán en campeonatos mundiales —mayores y juvenil— que se efectuarán el próximo año en España e Italia, respectivamente.

Para el certamen español se clasificaron Pamela Cusicanqui, Cristina Copa, Jenny Yana, Ramiro Loza, Óscar Medrano y Rodrigo Fernández; en tanto que al torneo italiano irán Natalia Chávez —quien festejó su cumpleaños 18 en el SkyMarathon Sorata— e Ignacio Sejas (16 años) —quien se enamoró del atletismo desde la primera vez que pisó la pista atlética del estadio Hernando Siles—.

“A pesar de que tienes experiencia, siempre quieres llorar cuando estás llegando a la meta, más todavía cuando vez a tu familia y mejor si estás en los tiempos establecidos, porque eso aumenta la emoción”, cuenta Argentina al poco de cruzar la meta y después de abrazar a su madre, a su esposo y a sus hijos, su mejor premio en esta competencia sorateña.

Fotos: Marco Aguilar

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