La única forma en que una ciudad sea verdaderamente inteligente es que conozca y entienda a quienes la habitan. Para lograrlo, se está utilizando la información que generan los ciudadanos de las grandes metrópolis en sus interacciones con los plataformas pública digitales.
Las ciudades inteligentes están aprendiendo del Big Data derivado de sus propios habitantes. Bibliotecas de información que ayudan a visualizar las acciones, los hábitos, y hasta predecir sus necesidades. Esto significa que los los gobiernos locales pueden visualizar en tiempo real, dónde se necesita hacer énfasis para mejorar la calidad de vida de las personas que viven en la ciudad.
Aunque no siempre estemos conscientes, constantemente estamos generando información de nuestros hábitos, gustos y necesidades. Lo hacemos con nuestras búsquedas en Internet, con las aplicaciones que descargamos, las búsquedas en Google Maps, desde los pagos que hacemos con nuestras tarjetas de crédito, etc.
Llevando la utilidad del Big Data a las ciudades, tenemos ejemplos de cómo sistemas de control de tráfico, observan las tendencias y pueden aprender a predecir las horas y lugares de mayor congestión vehicular para modificar el comportamiento de los semáforos para agilizar el movimiento de los coches y así reducir el tiempo que las personas pasan en tránsito, y por ende mejoran su humor; a nadie le gusta estar horas en un embotellamiento.
Entre las áreas que mejora el análisis de la información que se desprende el Big Data están:
Consumo de energía: Mediante las alianzas que se establecen con empresas prestadoras de este servicio, es posible disminuir el consumo de energía en las ciudades. A través de análisis predictivos, los investigadores deben ser capaces de analizar qué funciona y qué no en los sistemas eléctricos para poder hacer planes para el ahorro.
Estacionamiento: Encontrar estacionamiento es uno de los problemas más comunes en las grandes ciudades. A través de distintas aplicaciones, los usuarios pueden obtener y aportar información sobre lugares de estacionamiento disponibles en tiempo real.
Para ello, la mayoría de las aplicaciones necesitan las direcciones exactas para suministrar la información, misma que se obtiene de los datos que se generan de los pagos hechos por los clientes en un determinado puesto de estacionamiento, por ejemplo. Finalmente, todo consiste en una red de alianzas que trabajan interconectadas para ofrecer mejoras en la ciudad.
Basura: A través de distintos sensores es probable que las empresas recolectoras de basura puedan cuantificar la cantidad de basura que se genera en un lugar respecto a otro; con lo cual es probable implementar mejoras en las rutas de recolección y apoyar la limpieza oportuna en las zonas con más demanda.
Calidad del agua y el aire: Conocer el impacto de los cambios ambientales en las ciudades es vital para poder implementar medidas de saneamiento más estrictas que eviten sus graves consecuencias en la salud de los habitantes y en la actividades agroindustriales que se practiquen en una zona determinada.
Turismo: Es uno de los temas más aprovechables desde la información que genera el Big Data. Así, es probable mejorar las condiciones de servicios para los visitantes de cualquier ciudad, como las rutas de transporte que son más utilizadas por este grupo, la construcción de hospedajes en los espacios más buscados, el tipo de productos que se deben ofertar en primer lugar y en fin, todo lo que se puede traducir en ganancias para la ciudad.
Los datos que se generan a partir de los servicios y dispositivo conectados a Internet siempre han estado allí, pero ahora las personas, las organizaciones y los gobiernos están conscientes de su valor y saben que su análisis acertado, es un factor clave para mejorar la vida en la ciudad.