El Gobierno está, cada vez más, reactivo y boquiabierto por la oposición que ha retomado la iniciativa en casi todos los frentes. En este año, por citar los más importantes, el régimen fue sorprendido por la convocatoria ciudadana a festejar el 21F y por la emergencia de seis líderes opositores el miércoles 12 de abril (12A).En el primer caso pensaron que la idea era una locura, que no tendría respaldo popular; pero tuvieron que quedarse callados ante la contundencia de las concentraciones que pedían respeto a la CPE y no a la reelección. Sobre la salida de los líderes políticos, tuvieron que tragar mucha saliva antes de contestar, pues, ni se la olían.
Me imagino que ver la foto les sacó ronchas de temor y sufrimiento, porque estaban seguros que la oposición sería incapaz de sentarse bajo un mismo objetivo. Los seis líderes suman, entre todos, 150 juicios seguidos por el gobierno. Creyeron que el exilio de cientos de bolivianos, el encarcelamiento de otras decenas, la persecución a periodistas independientes, la cooptación de los medios de comunicación, el acoso judicial a Samuel, el encarcelamiento de Leopoldo, Ernesto y Eduardo León; además del maltrato y desprecio legal a Gualberto Cusi, los tendría divididos, atemorizados y agazapados en sus respectivas trincheras.
Pero, se equivocaron. Este 12A los seis líderes, por encima de sus diferencias y primando el bien común de la patria, firmaron un pronunciamiento donde el primer pedido es frenar la persecución política; el segundo, respetar al voto del referendo del 21F; y el tercero, conformar una comisión extraparlamentaria independiente para evaluar a los candidatos postulantes a magistrados. El documento suscrito termina diciendo que trabajarán unidos para denunciar nacional e internacionalmente «las acciones gubernamentales que se planifican y se realizan poniendo en entredicho las libertades ciudadanas en Bolivia”. Anticipan que, entre otras acciones, impulsarán «un informe serio y documentado” de la persecución contra la oposición a lo largo de los 11 años de gestión de Morales.
Esta acción ha sido, por el grueso de la ciudadanía, valorada como un gran gesto que abre la expectativa que ya no estamos desamparados y que hay ojos vigilantes, voces dispuestas a denunciar y personas dispuestas a actuar, de forma unida, en defensa de los derechos civiles y políticos. Sin embargo, como siempre, no se puede contentar a todos, pues, no falta los perfeccionistas: que por qué no se invitó a otros líderes, que por qué solo hombres; que por qué no hablaron del futuro y solo se centraron en cosas coyunturales; que por qué parecían monolitos incapaces de sonreír; que por qué no invitaron a agrupaciones ciudadanas que se las jugaron el 21F; que por qué no hablaron de las elecciones? Y los más radicales, los defenestraron diciendo que todos ellos son el pasado.
Los que tanto hablan de renovación y cambio en los liderazgos, por qué no salen de Facebook y se ensucian los pies, dando la cara y haciendo política abierta? Quien les impide decir que quieren construir y ser poder alternativo? “Salgan de sus asientos y propongan. Dejemos de creer que el país es una página web y que nuestro rol se limita a criticar sin proponer. La construcción de un país requiere del concurso de todos” (Lorena Sugier)
No se trata de una unidad electoral, no estamos en tiempo electoral, sino de una unidad natural. No tienes que ser gran analista para ver que estamos ante un gobierno que, cada día más, asfixia las libertades y que, por ello, se debe dar la unidad natural de las fuerzas democráticas. Eso pasó en Chile con la dictadura de Pinochet, y eso pasó aquí con las dictaduras de Banzer y García Mesa. En esos casos, se disuelven las diferencias ideológicas y los líderes y ciudadanos pasan a defender la democracia, como bien común. Con el gobierno de Evo Morales, las libertades y el estado de derecho, al igual que en Venezuela, están cada vez más limitadas a nombre de una ficción de revolución. Es de ciegos no darnos cuenta que hace rato, esto se ha convertido en un absolutismo, en un gobierno abusivo y despilfarrador del bien público, en favor de la corrupción de una casta detentadora del poder.
A nombre de todos los bolivianos, se están haciendo cosas que los vecinos y el continente, tarde o temprano, nos las van a cobrar. El embajador Sacha Llorenti, desde la ONU, ha alineado al país con Rusia, Irán y Corea del Norte para defender al tirano Sirio que asesina niños con gas sarín. Esto es inaudito. Sacha no puede defender a un criminal, respaldándose en el nombre de Bolivia. No puede poner en riesgo la causa marítima y, peor aún, irradiar la imagen de un país “templo del narcoterrorismo”.
Los que actuamos desde las agrupaciones ciudadanas durante estos 12 años de resistencia, debemos tener bien claro que el pronunciamiento del 12A, es la respuesta y respaldo a las causas democráticas que, hasta hoy, defendíamos desde los foros y redes sociales. Producto de nuestra resistencia hemos comprometido a los líderes políticos, llevar adelante acciones dentro y fuera del país. Desde las redes hemos pedido señales de unidad y, con las limitaciones propias del proceso, han reaccionado. No estamos solos, nos acompañan. No es la oposición deseable, pero es la que hoy existe para defender la democracia. Su unión es nuestra victoria. La respuesta de los seis líderes democráticos de Bolivia se suma a la nuestra, para decirle al régimen basta, no destruyan más la patria! En todo caso, sus actos futuros nos dirán si valió la pena la esperanza.
Ivan Arias Duran – Ciudadano de la República de Bolivia